El Estado, a más de estar compuesto por un conjunto de órganos (como el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial) e instituciones (como la fuerza pública, los organismos públicos de salud y educación, etc.) está también compuesto por las normas legales y los principios que rigen el funcionamiento de esos órganos e instituciones, a saber: la Constitución y las Leyes, y los reglamentos y procedimientos.
Es que, a diferencia de otras instituciones de la sociedad, el Estado es una institución que se distingue por su capacidad de elaborar y hacer cumplir las Leyes a la población, para lo cual hace uso de la coerción; un uso que se hace posible a través de la policía, ejército, tribunales y centros penitenciarios.
En este marco, si un Estado hace las leyes, pero no tiene capacidad de hacerlas cumplir, ha perdido su poder, su soberanía; pudiendo terminar como un Estado fallido; en una situación que puede conducir a la anarquía o al caos en la sociedad.
Para que exista el Estado, en su sentido moderno, no es suficiente que tenga poder político, sino que es necesario que este poder esté organizado jurídicamente; siendo esto precisamente lo que distingue al Estado propiamente dicho de las formas pre modernas de organización del poder político. Gracias a que está organizado en base a las normas o leyes, el ejercicio del poder político estatal está regulado y limitado, evitando que se transforme en un poder despótico o arbitrario. De esta forma el poder del Estado moderno es un poder de las leyes y no de las personas, cuestión esta última que sucedió por ejemplo en las llamadas monarquías absolutistas.
Sobre la importancia del derecho, para la organización del poder político y para el funcionamiento racional de la sociedad, Enrique Neira en el libro “el saber del poder” afirma que: “Sin el derecho el poder que gobierna la sociedad sería una fuerza ciega, incontenible y fácilmente indomable. Sin el derecho la sociedad quedaría desamparada, a merced de la voluntad y capricho de los gobernantes de turno. El derecho racionaliza el poder político y la autoridad”.
Debido a la importancia del derecho en el Estado moderno, la legitimidad de este Estado asoma como una legitimidad legal o racional, según una expresión del sociólogo Max Weber. (O)