Humberto Eco dijo que el amor es más sabio que la sabiduría, por lo tanto, solo hay una forma de responder a esta pregunta; “con generosidad”, me explico. Definir algo es ser exacto, claro y preciso en la expresión del significado de una cosa. Definir también es determinar y resolver lo que está en duda. Por lo tanto, el amor siendo amplio, borroso, aproximado es indefinible. No obstante, el amor siendo confuso, es lo más seguro. Una paradoja, pues la certeza del amor no viene de la evidencia del conocimiento. El adagio nos dice que “el amor es ciego” como si se tratase de un reclamo. La justicia también es ciega y no se le acusa por ello. En la balanza de la valoración del amor no interviene una razón externa, una razón política, como sucede en la justicia. El amor es el origen de su propia razón, pero este origen no depende de un voluntarismo solitario. El amor es una coincidencia afortunada, en la medida que quien ama comparte la sustancia de la vida con aquello que es amado, luego, el amor es generoso, desinteresado, espléndido y vital. ¡Feliz Navidad! (O)
