Testamento ecuatoriano

            Hay que dejar en el testamento 2023 asignaciones testamentarias de caducidad y olvido. De fin. De rechazo. A lo malo y burlesco que hemos vivido. A lo absurdo de las vanidades y revanchismo político, económico y del crimen. A la vez, hay que hacer disposiciones testamentarias con el fin que el nuevo año 2024, permita administrar y conducir la esperanza.

            Sí. Claro que hay esperanza. Hay que administrarla. Hay que saberla gestionar. Pues, no puede quedar en nada el esfuerzo, tenacidad, y yo diría, pasión por el Ecuador de distintos ecuatorianos. Tenemos a una Fiscal General del Estado que ha indicado, con juridicidad práctica y coherencia, que el Ecuador puede tener una transformación jurídica y social. De empuje a lo funesto que se ha enquistado en el poder. Que el país puede conocer a las bandas y bandidos para empezar una urgente restructuración.

            Hay esperanza porque la sequía de más de 100 días en Cuenca, terminó. Y el país se seguirá iluminando. La consulta popular que se propone para el Nuevo Año, tiene que conducir a pulir el mañoso sistema institucional culpable del sistemático desorden. No puede ser un populismo plebiscitario, sino una guía clara, concreta y coherente para impulsar los cambios. De hecho, la academia debe seguir saliendo de sus aulas y auditorios para dar respuestas y luz a los ecuatorianos. En este tiempo se ha visto su rol fundamental.

El ejercicio político tiene que abandonar los pactos y contra pactos, acuerdos y desacuerdos, vacaciones y reintegros, juicios y contra juicios, para llevar adelante acciones por el país, no por el metro cuadrado de unos pocos. ¿Es tan difícil pensar como patriotas y no como aprovechados?

Ya que estamos hablando del testamento ecuatoriano, de una vez, hay que mirar al 2024 con la voluntad de los ecuatorianos de a bien, de los que tienen rigurosidad ética y firme intención. Hay que llevar adelante la tarea de extinguir -de la vida pública- a los mañosos que, sin derechos de participación, con sentencias condenatorias y vínculos subterráneos, siguen queriendo hacer del país su títere. ¡Mañosos titiriteros! (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba