Diana Salazar Méndez

Hugo Lucero Luzuriaga

No es común utilizar un nombre como titular de un comentario, opinión o afines, por ello, inicio aclarando que el presente se justifica en función de merecimientos y reconocimientos a una mujer que hoy está a la vanguardista de la lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción en el Ecuador. Diana Salazar Méndez, la Fiscal del Ecuador, se merece esto y mucho más, ella está dando un ejemplo al país y por qué no decir al mundo de que cuando se tiene la voluntad, la valentía, los conocimientos y el afán de servicio a los demás se lucha contra el mal, contra intereses poderosos y hasta ocultos, sin importar incluso peligros contra su vida y los suyos.

Una mujer que sobrepasa los prejuicios y discriminaciones de una sociedad egoísta, maltratadora, que se humilla y calla ante la xenofobia, racismo, machismo, misoginia, mitomanía y más violencia sobre todo contra las mujeres. Es el momento de reconocer la real valía de una mujer afroamericana nacida en Ibarra que con mucho sacrificio estudió, se preparó y hoy desempeña la función de Fiscal del Ecuador, mostrándose muy capaz y sacando a luz negociados y más actos de corrupción para conocimiento del pueblo, y preocupación, miedo y revanchismo de muchos picaros que han lucrado de los recursos de los ecuatorianos.

Los gobiernos de Moreno, de Lasso no pudieron explicar cómo el terrorismo, el narcotráfico, secuestros, extorciones, muertes, carnicería en las cárceles se incrementaban, empero, hoy con la gran Fiscal están saliendo a luz nombres de delincuentes, periodistas, policías, militares, fiscales, jueces, abogados y más testaferros que generan terror en el país.

Diana Salazar merece reconocimientos, pero ahora más que nunca el respaldo de los ecuatorianos que debe ser mayoritario y en el presente, MAÑANA YA SERÁ TARDE, porque los humanos somos cambiantes y también las situaciones podrían variar, incluso hasta podría darse un vuelco a la situación, porque en nuestro país dominado por mafias y afines todo se puede esperar. Cuidemos a nuestra fiscal, no esperemos que siga el tenebroso destino de Fernando Villavicencio, Martín Luther King y más demócratas o que las mafias den un golpe mortal a la democracia.  ¡AHORA O NUNCA! (O)