Las once preguntas que el Ejecutivo propone someter a Consulta Popular, revelan una gran ignorancia sobre los parámetros que la Corte Constitucional (CC) fija para este caso. La CC ha reiterado que las preguntas formuladas en un referéndum deben producir resultados qué, sin este, no podrían ocurrir. En otras palabras, en un plebiscito no se pregunta cualquier cosa o lo que se le antoje al mandatario de turno. Las preguntas planteadas pueden gestionarse con reformas legales en la Asamblea -para eso es el pacto, ¿o no? – en vez de hacernos perder el tiempo votando en una parodia. ¿Qué le impide a Noboa mandar las preguntas como proyectos de ley? El muñeco de cartón se nos burla en la cara. Esperemos que la CC decida como corresponde.
Según varios constitucionalistas la Consulta debe resumirse sólo a esta pregunta: ¿Debe entrar en inmediata vigencia la Constitución de 1998 con las posteriores reformas enviadas por el Ejecutivo a la Asamblea Constituyente que se convocará para tal efecto? Nuevamente, un presidente más desperdicia, con un referéndum candoroso, la única manera de desarmar al NARCOESTADO.
No propone la extradición de prófugos de la justicia, tampoco la desaparición del inservible CPCCS, ni la reforma a beneficios penitenciarios. Se debió insistir sobre estos tres últimos puntos. Está clarísimo que a Noboa no le interesa realizar cambios profundos y necesarios. Cada vez cobra más vigencia el pacto del Ejecutivo con los mafiosos. Las preguntas son tibias y la Consulta Popular pasará a ser una oportunidad más perdida. Es un error garrafal que se pregunte por el regreso de los casinos y casas de juego, como si eso fuera un tema trascendental en la guerra que libramos contra el narcotráfico.
No hay una sola pregunta que sugiera que los políticos que estén asociados con el crimen organizado sean removidos de sus cargos y queden inhabilitados de por vida para participar en elecciones futuras o ejercer como funcionarios del Estado. Por lo pronto, seguiremos sin extraditar a los narcos y prohibidos de usar el celular en los bancos, pero eso sí, los presos en las cárceles lo seguirán usando para mandar a matar.
No somos Suiza para gastar 60 millones en un plebiscito. Qué hipocresía de parte del presidente decir que no tenemos ni un centavo y, a la vez, plantear una consulta inútil y onerosa. Si la CC da paso a este cuestionario insulso, Noboa se nos burlará en la cara. Como lo hizo con el Plan Fénix que, si es que existe, huele a caldo de gallina. (O)