Cada año ponemos sobre la mesa nuestras resoluciones con el propósito de lograr grandes cambios, aspirando por mejores y bendecidos días.
Lo hacemos, con el poder que tenemos para resolver o sanar y así continuar la vida con fe y optimismo a pesar de los desafíos y riegos que aparecen en el camino.
David R. Hawkins el filósofo-científico norteamericano (+2002) dice que, para lograr estas transformaciones debemos enfocar nuestra atención en el poder de los niveles de conciencia; expresados, por estados emocionales predominantes y por el grado vibracional que fluctúa de acuerdo con las opciones tomadas en el diario vivir.
Básicamente sugiere 3 paradigmas referenciales, cada uno con un nivel de vibración determinado:
– Sobrevivencia (20 a 175): miedo, rabia, culpa, orgullo.
– Razón e integridad (200 a 350): valentía, optimismo, confianza, perdón.
– Espiritual (400-1000): entendimiento, amor, serenidad, reverencia.
Por ejemplo, un país con un sistema de gobernanza íntegro y de equidad vibra a 350. Y sí éste, además promueve políticas justas, estaría dentro del paradigma de integridad y razón.
Pero; si lo hace, basándose únicamente en las fuerzas de corrupción, odio, vicio, violencia o desesperanza; bajaría a un paradigma de riesgo y solo de sobrevivencia marcando 20, 70 o máximo 100.
Optemos este 2024 por los 400 de vibración, que se manifiesta cuando priorizamos acciones de valentía que inspiran confianza e integridad.
Así, en la próxima Consulta Popular debemos recuperar los espacios perdidos a nivel país y evitar el riesgo de una inestabilidad permanente y desastrosa.
Prioricemos el poder de la razón y la integridad, no solo para preguntar sino también para unidos decidir acertadamente. (O)