Un hombre llamado OTTO

Vivianna Bernal Estrada

Días atrás vi la película que responde precisamente al nombre de este título, una de las tantas historias que el séptimo arte nos presenta a través de personajes, escenarios e historias; relatos para sentir y reflexionar.

Hay veces que los grandes corazones se cubren por capas de cebollas, capas que les impiden sacar la riqueza humana que allí adormita, claro está, de aquellos que solo necesitan el pinchacito adecuado para reaccionar.

Esta historia es como cualquier otra que se vive y se conoce desde el silencio y en desgano; grandes personas que en su paso por la vida pasan a ser personajes, de esos que se distinguen de los demás, de esos que mientras acarician corazones, cambian vidas…

Tal vez no estemos cubiertos por capas de cebollas o tal vez creemos no estarlo; tal vez no deslumbremos con nuestras historias o tal vez dejamos de creer que lo nuestro es en verdad importante; tal vez solo perdimos el toque de acariciar; tal vez solo bajamos el volumen de nuestra voz o tal vez, nos damos por vencidos sin mayor responsabilidad.

Este mundo arrogante que se avergüenza de las carcajadas compartidas y de las lágrimas en público necesita más Otros y más Marisoles, este mundo necesita cambiar, este mundo necesita amor. (O)