La semana que termina ha sido una de las más dramáticas y aciagas en la vida republicana del Ecuador. Hemos pasado del asombro a la indignación y al miedo de un día para otro.
Los terribles hechos de los que hemos sido testigos, motivaron que el Presidente declare estado de excepción y conflicto armado interno, habilitando a las Fuerzas Armadas a usar su potestad de reprimir las amenazas que afectan a la nación y así proteger a los habitantes del país.
Las decisiones del gobierno apuntan a salvaguardar la vida, seguridad, libertad, etc. de las personas de bien, hay que combatir con toda la firmeza y fuerza posibles a los delincuentes; los fiscales y jueces tienen que hacer su trabajo en la misma línea. Necesitamos que se defiendan nuestros derechos humanos antes de los de aquellos que los vulneran.
Es hora de las críticas constructivas. Si no hay nada que aportar mejor callarse; los “iluminados” que espulgan los decretos y las acciones hasta encontrar los fallos…por el momento, sobran. (O)