Definitivamente como dice María Augusta Vintimilla, “cada uno lee desde lo que es…”, así pasando las hojas de “A la sombra de CLIO escritos de historia de toda una vida”, de Manuel Carrasco Vintimilla, con sus ojos, veo las brumosas calles sopladas por la brisa del Pacifico del mítico Puerto de Paita, caminata y observación que no pude hacer, por logística, en un viaje de prensa por el Norte del Perú hace muchos años.
Porque, “una cosa es con violín y otra con guitarra”, no es lo mismo viajar con la compañía de fraternos amigos que con amables guías atentos, más, a cumplir los tiempos del tour por encima de inquietudes y nos contentamos con mirar, desde un recodo de la carretera, abajo a orillas del mar, entre media luz de un cielo casi adormecido, como un dibujo infantil o un Endara pegado entre el mar, cielo y desierto, centelleante el puerto de Paita. -Si nos alcanza el tiempo de regreso entramos-, concluyó el guía dándonos, apenas, espacio para hacer fotos que los conservo como testimonios de un viaje inconcluso que, recién ahora, concluye con la lectura de las experiencias de Manuel Carrasco Vintimilla en este mítico entorno buscando la casa de Manuelita Sáenz y, como una lectura lleva a otra, recuerdo la novela “Manuela” de Luis Zúñiga, autor que recoge la voz de este legendario personaje de nuestra historia para traernos de vuelta al imaginario nacional, porque es parte de nuestra historia no contada, mal contada u omitida.
Dos lecturas que ratifican la sugerida necesidad de reescribir nuestra historia o de nutrirla con las historias de su Historia, porque como dice Alexandra Kennedy la historia no es lineal, tiene curvas y contracurvas y el General tuvo su laberinto y Manuelita Sáenz, por supuesto, también tuvo el suyo, vidas por tan humanas complejas y por sus roles históricos más complejas aún, por lo que, es necesario conocerlas en todas sus facetas para una mejor comprensión de nuestra historia. (O)
