El descubrimiento de una extensa red de ciudades interconectadas perdidas bajo la vegetación selvática en el Valle del Upano, de más de 2.500 años de antigüedad, aviva certezas de la presencia de culturas precolombinas en nuestra Amazonía y despiertan temores por la indiferencia o poca importancia de que usualmente son objeto, con la consiguiente postergación y olvido pese a que, más allá de sus valores científicos, cultural e históricos, inmersos como estamos en un boom turístico, la arqueología es un atractivo de primer orden.
Es cierto que este hallazgo científico despierta enorme interés, pero no es menos cierto que también aviva temores de que no se dé el debido tratamiento, rescate, conservación y puesta en valor, como ha sucedido con tantos otros espacios culturales a nivel general en el país, en la región y en nuestra ciudad. Con frecuencia asistimos a procesos de abandono y destrucción de componentes arqueológicos de innegable importancia como es el Camino del Inca a su paso por nuestra ciudad, como el tramo Nulty – Apangora – Molle o en el ascenso a la meseta Pachamama, centro arqueológico, también abandonado y motivo de frecuentes denuncias por invasiones y destrucción de sus componentes culturales. De igual abandono son motivo Dumapara, Uduzhapa, Shabalula, Mullupungo, La Soledad en nuestra provincia. Pachamama, Muros de Zhin y el complejo arqueológico recientemente descubierto cerca de la ciudad Azogues, entre tantos otros sitios de interés arqueológico, desde luego, con las obvias distancias en magnitud y trascendencia de las localizadas en la Amazonía.
El descubrimiento de este complejo arqueológico en la Amazonia es el resultado de más de dos décadas de estudio y trabajo de campo, según Stephen Rostain, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, quien ha manifestado, también, sus temores de que la situación de inseguridad interna que vive el país, en los actuales momentos, llegue a entorpecer las investigaciones. (O)