Dos laboratorios que aspiran a convertirse en un espacio referencial y de ayuda para la población cuencana presentó la Universidad Católica de Cuenca. Se tratan del “Sensory Cato” y del “IncluLab”, espacios que tendrán como objetivo servir a personas con discapacidad y con distintos trastornos.
En el caso del Sensory Cato, el laboratorio está compuesto por herramientas sensoriales. Su finalidad es tratar diferentes síndromes y patologías a través de procesos de estimulación neuronal.
La idea es que el espacio se convierta en un lugar de serenidad para mejorar la vida de aquellas personas que tengan, por ejemplo, síndrome de Down, autismo o asperger.
“La interacción social es muy difícil de manejar para las personas que tienen ciertos trastornos. Entonces el laboratorio tiene los medios tecnológicos para lograr el trabajo y la interacción a través de terapias que llegan a generar nuevas interconexiones neuronales”, explicó Juan Pazmiño, miembro del equipo que creó Sensory Cato.
La atención para las familias que lleguen hasta el laboratorio será totalmente gratuita. Lo único que deben hacer las personas que quieran beneficiarse es llenar un formulario.
El documento se entrega en las instalaciones del espacio sensorial, que se emplaza dentro de la Unidad de Diagnóstico, Investigación Psicopedagógica y Apoyo a la Inclusión (UDIPSAI), ubicado en la calle Humboldt y avenida de las Américas.
Una vez que se llene el formulario se generará un turno para que un terapista trabaje junto al paciente en el laboratorio multisensorial.
Simulador laboral
En la misma UDIPSAI se ubica el segundo laboratorio que presentó la Católica. Su nombre es IncluLab, un espacio dedicado a la inclusión educativa y laboral para las personas con discapacidad.
El IncluLab cuenta con un ecosistema inteligente que permite hacer una evaluación a las personas con discapacidad que postulan a un cargo laboral. Para ello el laboratorio tiene una página web y un simulador que involucra el manejo de competencias laborales para distintos cargos.
El simulador, que fue creado por las universidades Católica, del Azuay y Politécnica Salesiana, reproduce 53 cargos de la industria cuencana.
“Si bien hay una normativa que involucra que las empresas deben contratar un porcentaje a personas con discapacidad, no se ha podido manejar las capacidades que esas personas tienen para postular a distintos cargos”, dijo María de Lourdes Cedillo, coordinadora del IncluLab.
Y eso es precisamente lo que quiere cambiar el laboratorio de la Universidad Católica: identificar las competencias que también tienen las personas con discapacidad y que sean aprovechadas en niveles mucho más altos de las empresas de Cuenca.
El IncluLab empezará a funcionar desde el 5 de febrero. A partir de esa fecha, las personas con discapacidad pueden llegar hasta el laboratorio para levantar un perfil en el que constará cuáles son las competencias que tiene para poder aplicar en las industrias de la ciudad. (I)