Hace pocas semanas esbozaba el libro “La historia definitiva de El Club Bilderberg” que dice relación al cónclave secreto de los hombres más poderosos del mundo que se inauguraron en el hotel que lleva su nombre, ubicada en la pequeña localidad holandesa de Oosterbeek y desde 1954 debaten el futuro del mundo bajo la premisa de que todos los acontecimientos no ocurren por casualidad sino que se provocan, porque la mayoría de ellos son orquestados y dirigidos por quienes tienen el control monetario.
El gentilhombre que me obsequió la obra adjuntó un texto de la revista “Selecciones del Reader´s Digest, abril de 1961”, en donde se sustraen predicciones escritas en el libro “Protracted Conflic”, entre ellas dos sinopsis: “Ya comenzó la Tercera Guerra Mundial”, escritos por Max Eastman y Eugene Lyons, a los que quiero dar pinceladas en consideración a los conflictos mundiales que vivimos y que deben ser avizorados por un común mortal.
Max Eastman, escritor y poeta señala que el mayor fracaso hasta la fecha ha sido la imposibilidad de entender al comunismo como “método”: es un campo de batalla en el cual las fuerzas opuestas se hallan trabadas en una lucha indefinida y que no necesariamente hace indefectible una acción militar a gran escala sino cuando vislumbren el éxito total. Lo que entendemos por paz, para los comunistas es una guerra por medios no militares: para ellos la guerra es una sola, con armas o con medios no violentos a través de la política y la psicología, como fue la “guerra fría”.
Eugene Lyons, también americano, escritor y periodista, especula que los comunistas libran una guerra que no es de tipo ordinario, es decir, con bombas y balas, sino una guerra revolucionaria que pretende desconcertar al mundo. Recuerda al padre del comunismo, Nikolái Lenin, quien dijo era necesario crear una elite revolucionaria que se entregara a la causa “no sus noches libres sino su vida entera”. Que no estén cayendo bombas en ciertos lugares del mundo no debe cegarnos a la realidad de la Tercera Guerra Mundial, sino que hay que ser capaces de plantear una ofensiva efectiva y desencadenar una audaz contraofensiva.
No sé si bueno que en América haya falsos comunistas, transmutados en populistas mesiánicos, que desde sus tronos forjan una masa cretinizada para que los respalde en sus latrocinios y crímenes. Por eso, me parece que no son detonantes de la tercera Guerra Mundial, tan solo cretinos con gula de poder. (O)