Yabuli (China).- La gélida provincia septentrional china de Heilongjiang atrae a cada vez más entusiastas de los deportes de invierno, una actividad que el país asiático está promoviendo para impulsar el consumo y el turismo interno.
Hace hoy dos años, Pekín inauguró sus Juegos Olímpicos de Invierno, con motivo de los cuales el presidente chino, Xi Jinping, marcó el objetivo de que 300 millones de ciudadanos chinos practiquen deportes de invierno.
Según un informe de la Academia de Turismo de China, se espera que este invierno el número de practicantes chinos de estas actividades supere los 400 millones y que el turismo de hielo y nieve genere unos ingresos de 77.000 millones de dólares.
Heilongjiang busca liderar el sector
La provincia de Heilongjiang, de una superficie superior a la de Paraguay, es la más septentrional del país asiático, con unas temperaturas de entre -23 y -13 grados centígrados en enero.
Sus feroces inviernos son un reclamo turístico desde hace décadas: el Festival de Hielo y Nieve que se celebra cada año en la capital, Harbin, ha atraído en los últimos años a millones de visitantes que acuden a admirar sus enormes estructuras formadas por bloques de hielo.
Harbin ha copado titulares recientemente por la enorme afluencia de turistas, que llegan en masa a la ciudad pese a que las temperaturas han caído hasta los -30 grados: solo entre el 30 de diciembre y el 1 de enero, visitaron la ciudad 3,04 millones de personas, un máximo histórico.
La ciudad organizará en 2025 los Juegos Asiáticos de Invierno, fecha para la cual el gobierno provincial se ha propuesto contar con «un grupo de estaciones de esquí reconocidas internacionalmente» y «marcas de prestigio» en el sector.
Ver la nieve por primera vez
A unos 170 kilómetros al sureste de Harbin se encuentra la estación de esquí de Yabuli, enclavada en la cordillera Changbai, fronteriza entre China y Corea del Norte.
«A raíz de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, el interés por estos deportes ha crecido», señala a EFE una representante del complejo apellidada Li en respuesta a los datos de afluencia a la estación, que cifran en 411.000 los visitantes este invierno hasta el 11 de enero.
Según Li, las cifras de visitas esta temporada son 13 veces superiores a las del invierno pasado, cuando el país sufría su primera ola nacional de covid-19, y un 40 % mayores que las registradas en 2019, el último año antes de la pandemia.
«Durante la pandemia, la gente no tenía muchas oportunidades de divertirse y ahora están aprovechando», explica Li, que agrega que, sin embargo, «todavía son pocos los turistas extranjeros».
En las pistas sorprende escuchar la abundancia de acentos procedentes del sur de China entre los visitantes, algunos de los cuales no se montan sobre los esquíes: «No hemos venido a esquiar, nos es suficiente con experimentar las temperaturas bajo cero», explica a EFE una pareja de turistas llegada desde la provincia suroriental de Fujian que «nunca había visto la nieve».
El complejo ha incorporado además dos atracciones inesperadas: dos osos panda llamados Youyou y Sijia, que residen en el centro de pandas más septentrional de China.
Las instalaciones donde viven los osos son solo levemente más cálidas que las del exterior, donde la temperatura cae hasta los -25 grados, algo que los plantígrados soportan «sin problema».
«Los pandas temen el calor, no el frío. Su hábitat natural en la provincia de Sichuan es bastante frío y húmedo», aclara el encargado del lugar.
Un empujón económico
El turismo de hielo y nieve proporciona una fuente de ingresos para las tres provincias nororientales de China, Heilongjiang, Liaoning y Jilin, que, aquejadas en las últimas décadas de procesos de desindustrialización, despoblación y, más recientemente, confinamientos draconianos por la política de ‘cero covid’, buscan lograr la «revitalización del noreste».
Por sus gélidas temperaturas, las tres provincias se encuentran entre las mejores colocadas para beneficiarse del plan quinquenal de turismo del Gobierno chino publicado en 2022 que aboga por la construcción de más estaciones de esquí y la explotación de la cultura y las tradiciones locales.
Sin embargo, analistas citados por la prensa local apuntan que el desarrollo de esta industria en China se enfrenta a desafíos como su todavía escasa popularidad en el sur del país, el alto costo operativo y el lento retorno de la inversión para las estaciones de esquí, que solo funcionan unos meses al año.
Li, la representante del complejo de Yabuli, donde la entrada diaria más barata cuesta 420 yuanes (58 dólares, 54 euros), reconoce que «la mayoría de visitantes vienen de lugares con ingresos altos como Pekín o Shanghái porque estos deportes requieren un desembolso en la ropa y el equipo y necesitan tiempo para aprenderse». EFE