Comienzan a investigar presuntos actos de corrupción en la Dirección de Control Urbano de la Municipalidad de Cuenca, uno de cuyos funcionarios ha sido desvinculado por cometer ilícitos tras comprobárselo por medio de audios y videos.
Hablar de actos de corrupción en esa Dirección ha sido la tónica ahora y siempre. Cada administración trató de transparentarla, pero sin mayor éxito.
Una o dos gotas de aceite son suficientes para contaminar un recipiente con agua. Vale esta precisión para no asumir como corrupta a toda esa Dirección.
El inspector destituido habría solicitado dinero a cambio de liberar a una construcción de ser sancionada. Esta ha sido una de las irregularidades más comunes.
Pero hay casos más graves: dueños de predios o viviendas contratan arquitectos. Estos no hacen gestiones en Control Urbano, pero, curiosamente, reciben los planos aprobados.
Serían documentos falsificados. Este presunto delito ya está en la Fiscalía para las investigaciones de rigor.
Un arquitecto consultado por este diario exige una auditoría interna en la citada Dirección. Habría profesionales suertudos; pues se les aprueban sus trámites en pocos días, mientras otros deben esperar meses y meses.
Aquello tampoco es de ahora. Lo saben, por ejemplo, el Colegio de Arquitectos y la Cámara de la Construcción, cuyas quejas y propuestas para enmendar no han tenido mayor éxito.
La Cámara acaba de proponer un modelo de gestión en base a la Ley para la Optimización y Eficiencia de Trámites Administrativos. El objetivo es conseguir celeridad, descongestionamiento, consolidación y control posterior.
Empero, lo ideal es dar paso a las propuestas con firmeza y decisión política; igual, fiscalizar a fondo a la Dirección de Control Urbano, y el Colegio de Arquitectos hacerlo también con sus agremiados, si bien no todos deben de estarlo.
La demora, la desidia, veces a propósito; la tramitología, el irrespeto a las ordenanzas, conducen a la corrupción.