Marketing cultural

Estefani Chalco Salgado

Un emprendimiento cultural, requiere de diversas dimensiones de estudio, trabajo y aplicación. Es imperativo manejar comunicación y marketing para cada producto y servicio que llega a un consumidor, no solamente bajo un concepto de transacción económica por compra-venta, sino también en un consumo experimental, sensorial, e intelectual. Esta ampliación de opciones hace que la mercadotecnia evolucione de la idea básica de cubrir una necesidad. Distintas áreas profesionales se vuelven cada vez más interdisciplinarias entre oferta y demanda de un bien, una prenda, un concierto, un masterclass, etc.

El músico, el galerista, el editor de un libro, o un poeta, necesitan apoyarse en herramientas marqueteras para identificar el deseo o necesidad de su cliente, diseñar una estrategia de introducción al mercado, desarrollar un plan de comercialización para el conocimiento de su producto o servicio y transmitir esos análisis para acercar su creación al público. Ojo, esto no se trata sobre aminorar la expresión propia de cada artista o quitarle su sentimiento. Es más bien sobre los requerimientos del mundo actual para posibilitar el conocimiento de artistas y sus creaciones.

Hay conceptos de estrategias publicitarias masivas o directas conocidas por sus siglas en inglés como ATL (Above The Line – sobre la línea, masivas) y BTL  (Below The Line – bajo la línea, segmentadas). Si se publicita una obra de teatro en el periódico (ATL), también se puede generar una publicidad relativamente secreta como enviar una fotografía tipo postal a distintas personas haciéndoles la invitación a la obra (BTL). Esta forma de mantener presencia, puede ocurrir antes, durante o después de un evento. Hace un tiempo, en un teatro de España presencié la puesta en escena del musical “Los Coristas,” un filme francés sobre el cual escribí un artículo anterior. El ingreso a la obra fue común, recibí el programa con la sinópsis, lista de actores y actrices, productores, temas musicales, entre otros. A la salida, se conjugaba el arte, la solidaridad, el marketing, y la experiencia, al ofrecer las partituras de las canciones más importantes a cambio de una contribución destinada a obra social (BTL). 

Los asistentes vivieron el marketing a un nivel experimental, pero he de continuar en la próxima entrega semanal. (O)