Algo que no siempre se dice del aprendizaje, es que éste también involucra el dolor y el olvido. Aprender algo puede ser doloroso en varios sentidos, por ejemplo, el esfuerzo del aprendizaje no siempre es placentero, y cuando aprendemos algo que no necesariamente es compatible con nuestras creencias previas, nos obliga a la incómoda labor de cuestionarnos y reformularnos. Por otro lado, si bien el aprendizaje es un ejercicio que permite instaurar una memoria para procesar o argumentar, también produce un olvido, el de la situación o del estado del saber o de la ignorancia previo. Todo esto para decir que el aprendizaje real es un proceso complejo e inconcluso que involucra una voluntad explícita, y, sobre todo, la superación laboriosa de un momento o de ciertas condiciones previas. Todo ello en contraposición a la idea de inmediatez y deleite que prevalece en la estructura de la sociedad consumista, donde “el aprendizaje” es, sin lugar a duda, una de las mercancías más rentables. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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