¿Será que sabemos amar?

Por Karina Elizabeth López Pino

La escritora Karina López analiza como la sociedad ve el amor en la actualidad. Foto referencia
La escritora Karina López analiza como la sociedad ve el amor en la actualidad. Foto referencia

Quizá pocos saben el significado y la filosofía que engloba está palabra de apenas cuatro letras.

Para la mayoría el amor está condicionado a intereses propios, muy particulares como egoístas, entonces, ¿a quién amamos? probablemente, a nosotros mismos, evidenciando ese ego tan natural y propio del ser humano.

En este mes muchos expresan este sentimiento con cosas materiales. Dícese que todo se puede comprar con dinero, pero habrá cómo adquirir algo de un amor tan real como sublime; imposible.

Ese tipo de amor ágape solo puede provenir de un ser extraordinario que sabe amar sin esperar nada a cambio y prueba de ello, fue morir en un madero como si fuese uno de los delincuentes más terribles de aquella época.

Jesús conocía que iba a morir crucificado y aunque lo sabía, con más amor dio su vida por nosotros. Definitivamente, no le importó juzgarnos fue su gracia a precio de sangre inocente la que nos demostró un amor tan profundo, único e irrepetible.

No reprochó que sus discípulos también le fallasen en su momento de agonía, es que en la humanidad de esos 12 hombres y mujeres primó el temor al castigo romano.

Lo lloraron y se arrepintieron y luego, la semilla del maestro caló profundo en cada uno de sus corazones al punto de ser los mejores pescadores de hombres, que la historia haya registrado.

Dejando de lado esta reflexión espiritual hay que cuestionarnos si nuestro amor es tan fuerte y firme para amar a quienes más nos hacen daño porqué fácil es amar a quien tiene empatía o química, pero no; a los que nada tienen que ver con nuestros gustos, filosofías de vida, religión, costumbres o maneras de ver la vida.

Si aprendiéramos a amar como lo hace el Maestro nuestro hogar, barrio, ciudad, país, continente y planeta estuviese mejor y no, de cabeza. La forma en que hemos aprendido a “amar” es tan mezquina como legalista, por eso creo que no sabemos amar; al contrario nos hemos especializado en querer con intensidad y ese sentimiento se vuelve efímero.