Buscamos un “plus,” ese algo especial que cale en la mente, en el alma. Si lo perseguimos (porque lo contrario podría caer en conformismo) así como lo anhelamos, otros también lo pretenden. En las entregas previas sobre Marketing cultural, se mencionó aspectos necesarios para seducir al público y darle algo especial a través de los sentidos y una vivencia única.
Esa experiencia se consigue al adaptar estrategias que permiten que un emisor, en este caso los artistas, se relacionen con su consumidor. Si bien estas acciones generan un aumento en los posibles espectadores de una obra teatral, los clientes de una galería, el público de un pianista, entre otros, el objetivo primordial, es FIDELIZAR a quienes aprecian y a veces también aprenden con el artista.
La mejora de la experiencia no solo es sobre cómo está envuelto el cuadro de pintura, los programas impresos que se entregan gratuitamente a la entrada de un recital, o las interacciones entre actores y público. A veces, la experiencia mejora gracias a la infraestructura novedosa, una acústica diferente, un horario irregular. ¿Se imaginan asistir a un concierto a capela (del italiano a capella que hace referencia a cantar sin acompañamiento de instrumentos musicales) en el que la melodía principal resuena siempre en eco y al mismo tiempo se proyectan imágenes mediante un reflector de los efectos del viento en la naturaleza?
La experiencia no solo es el momento artístico en sí y, por tanto, mejorarla no se supedita a un instante fijo de escenario y asientos llenos. Mejorar la experiencia podría ocurrir en la manera de llegar a un evento creativo. Me refiero a un medio de transporte especial para arribar al teatro y que haga parte de la cadena del servicio y paquete cultural generado para ese producto artístico.
Las prácticas innovadoras conllevan un mayor desarrollo creativo y al mismo tiempo implica responsabilidad. Es salir de las propuestas propagandísticas que se han “industrializado” al masificar la idea de que un producto se vende mayoritariamente por una sugestión sexual, de vicios, desnudos y ostentación. Mejorar la experiencia es brindar a posibles adeptos la oportunidad de valorar la belleza de un contenido visual, musical o literario en su profundo arte. Existiendo tal y como es, sin ninguna manipulación. (O)