¡Esta semana ha sido interesante! Muy aparte del comportamiento guacharnaco de los asambleístas correístas que como siempre, desean imponer su agenda política, y si no les conceden sus caprichos, se van resentidos de la chamba, como guambras majaderos. El presi millennial otorgó la Orden Nacional en el grado de caballero al reconocidísimo comunicador José Delgado. Básicamente, porque es un capo en lo que hace. ¡Mostro!
Es que gracias a sus reportajes hemos conocido las historias de personajes suigéneris. Cómo nos vamos a olvidar del sujeto que pedía amor, compresión y ternura. O del muchacho que quería ser del GIR. ¿Saben cuál es su secreto? ¡La simpleza! Sí. Entrevista a ciudadanos sencillos, quienes explican las necesidades de los más pobres de GuayaKill.
A José Delgado no le interesa conocer como Norero compraba jueces, fiscales, chapas o enamoraba a damiselas para lavar millones de dólares, producto del narcotráfico. Tampoco se molesta en investigar como altos funcionarios petroleros se metían las lucas en su bolsillo, cuando suscribían contratos truchos y firmados a última hora, para beneficiar a algún pillín disfrazado de empresario. ¡No! Ese mercado ya está saturado.
Él, como un emprendedor de pura cepa, se fue por un nicho distinto. Uno poco explotado. Bizarro y tanto peligroso. Con su camarógrafo y viejo micrófono han recorrido los lugares más inhóspitos y escalofriantes. Han descubierto sujetos que le cuentan la plena. Lo que se vive en carne propia. En esos lugares, ni el político más descabellado se atrevería a caminar solo. En cambio, José Delgado es saludado y respetado.
Así que, si piensa iniciar algún proyecto, inspírese en este señor. Recuerde que fue hasta parodiado por un comediante, que sigue viviendo con lujos por recrearlo. Si le cierran las puertas, imagine cuántas veces le habrán negado una entrevista. ¡Así que persista e insista! Sin más, me despido. Permiso José Delgado, me la saco. (O)