Era un abogado y político ruso de 47 años de edad que a lo largo de su vida se dedicó a denunciar una serie de actos de corrupción en la administración pública de Rusia y se convirtió en el enemigo número uno de Putin. Formó parte de un partido político opositor, pero luego constituyó su propio movimiento que se llamó “narod”, que significa “pueblo” en idioma ruso, y que años más tarde sería disuelto por las autoridades rusas, incluidas todas sus directivas regionales en el pais.
La capacidad de Navalni para promover movilizaciones callejeras a través de las redes sociales, pasó de ser una inquietud y se convirtió en una verdadera preocupación para los jerarcas del Kremlin, a más de que en sus denuncias anticorrupción no le importaba alcanzar los más altos niveles del poder, llegando a crear en 2011 una fundación para la lucha anticorrupción. Fue detenido por primera vez en 2011 y condenado a prisión, sentencia que fue apelada. Sufrió otros carcelazos por distintos motivos, todos ellos poco claros y en donde la manipulación de las decisiones judiciales era lo único seguro.
En agosto del 2020 y encontrándose en Alemania sufrió un cuadro clínico compatible con envenenamiento por agentes neurotóxicos, que obligó a mantenerlo por dos semanas en cuidados intensivos. Meses más tarde, un ex agente de los servicios de seguridad rusos habría narrado como se envenenó a Navalni mediante una taza de té. Investigadores internacionales descubrieron que Navalni había sido perseguido durante tres años y por 17 diferentes ciudades europeas. En enero del 2021, Navalni fue detenido por última vez al regresar a Moscú y luego de una serie de traslados penitenciarios, hasta terminar en una prisión cerca del polo norte, y de que sus varias sentencias llegaron a acumular una pena de cerca de veinte años, murió el pasado 16 de febrero, en condiciones mucho más obscuras que las de sus cuestionados procesos judiciales. Muere en la prisión un importante líder de la oposición, que hizo temblar al poderoso Putin y cuyo recuerdo de su lucha va a continuar socavando los inseguros cimientos del continuismo y del deseo enfermizo de perpetuarse en el poder. (O)
Aleksei Navalni
Juan F. Castanier Muñoz
Era un abogado y político ruso de 47 años de edad que a lo largo de su vida se dedicó a denunciar una serie de actos de corrupción en la administración pública de Rusia y se convirtió en el enemigo número uno de Putin. Formó parte de un partido político opositor, pero luego constituyó su propio movimiento que se llamó “narod”, que significa “pueblo” en idioma ruso, y que años más tarde sería disuelto por las autoridades rusas, incluidas todas sus directivas regionales en el pais.
La capacidad de Navalni para promover movilizaciones callejeras a través de las redes sociales, pasó de ser una inquietud y se convirtió en una verdadera preocupación para los jerarcas del Kremlin, a más de que en sus denuncias anticorrupción no le importaba alcanzar los más altos niveles del poder, llegando a crear en 2011 una fundación para la lucha anticorrupción. Fue detenido por primera vez en 2011 y condenado a prisión, sentencia que fue apelada. Sufrió otros carcelazos por distintos motivos, todos ellos poco claros y en donde la manipulación de las decisiones judiciales era lo único seguro.
En agosto del 2020 y encontrándose en Alemania sufrió un cuadro clínico compatible con envenenamiento por agentes neurotóxicos, que obligó a mantenerlo por dos semanas en cuidados intensivos. Meses más tarde, un ex agente de los servicios de seguridad rusos habría narrado como se envenenó a Navalni mediante una taza de té. Investigadores internacionales descubrieron que Navalni había sido perseguido durante tres años y por 17 diferentes ciudades europeas. En enero del 2021, Navalni fue detenido por última vez al regresar a Moscú y luego de una serie de traslados penitenciarios, hasta terminar en una prisión cerca del polo norte, y de que sus varias sentencias llegaron a acumular una pena de cerca de veinte años, murió el pasado 16 de febrero, en condiciones mucho más obscuras que las de sus cuestionados procesos judiciales. Muere en la prisión un importante líder de la oposición, que hizo temblar al poderoso Putin y cuyo recuerdo de su lucha va a continuar socavando los inseguros cimientos del continuismo y del deseo enfermizo de perpetuarse en el poder. (O)