Desde la Fiscalía general para desentrañar a grupos organizados en delincuencia, capturando a personajes políticos, judiciales e incluso del ejercito implicados en actos de corrupción, que hacían de las suyas en provincias como Guayas, apoderados de instancias judiciales, con connotaciones delictivas y más, que afectaron y afectan a la tranquilidad ciudadana, con repercusiones nacionales al recluirse altos miembros que avalaron el contubernio en fallos de dudoso valor, para presuntamente favorecer a sujetos de los carteles dueños del negocio ilícito, arrinconado al país, con la consecuente debacle política, económica, social y moral.
Es la hora de la unidad nacional en los hechos, para recuperar a la paz, que ahora mismo está siendo edificada, desde los cimientos, con una mancomunada acción desde el gobierno nacional, en estado de guerra interna, cuando las fuerzas armadas movilizadas controlan a los centros penitenciarios y con resultados de investigaciones de la Fiscalía activa que ataca a los sospechosos de ser parte de la economía criminal, configuran un panorama alentador, delicado todavía, pero enrumbado hacía la vigilancia de la criminalidad, que con estos operativos son puestos en jaque, vislumbrando mejores días para el trabajo, la movilidad y la producción, restringidas en estos últimos años por el abandono de regímenes anteriores, que no estuvieron en nada y peor atrás de la delincuencia, la extorsión o el sicariato.
Esta presente la legitimidad del estado persiguiendo a las bandas, sus secuaces y mentores en una lucha apoyada por la generalidad de la población, que asiente las acciones contundentes contra pillos de alto pelaje, a la que deben unirse sin restricciones todas las fuerzas políticas y sociales para derrumbar a estas secuelas que nos han dejado establecidas, estas prácticas deshonestas infestadas en las instancias nacionales de control y lo peor para una sociedad en algunos estamentos judiciales. Cuidado los lideres políticos pasarse sin apoyar estos operativos ni tomar acciones ejemplificadoras para sus militantes involucrados. En las urnas recibirán su histórica recompensa o castigo. (O)