“Cenicienta Valvonesi,” “Las travesuras de Alvarito”, “El retorno de la familia presidencial”, “Top Gun versión Daniel Noboa”, son algunos de los titulares que se muestran en la agenda noticiosa ecuatoriana y que providencialmente coinciden con los momentos más álgidos de la actual gestión gubernamental.
La historia aspiracional, casi de telenovela, de Lavinia Valvonesi, junto con las travesuras del pequeño heredero del clan Noboa fueron las delicias de la conversación pública en reemplazo de los roces con la candidata a la Vicepresidencia y del corto “pero espeso” mensaje presidencial en la ceremonia de posesión. El nacimiento del pequeño Furio y el retorno desde Miami, ahora con el nuevo bebé, (indistinto que haya sido en el avión presidencial) fue noticia providencial para acallar el doloroso golpe de la subida del IVA.
La evaluación presidencial se filtra en las noticias de las redes sociales por el uso de las gafas y chaqueta por parte de Daniel, o por el estilo de Lavinia durante su viaje a Washington DC. Así, el entretenimiento se (con)funde con la información en este “infotainment” criollo que lo único que genera es distracción y ligereza en el tratamiento noticioso de los temas de fondo, los cuales, por supuesto, deberían ser analizados con mayor profundidad y retención.
Este no es un fenómeno nuevo, autores clásicos de la comunicación política lo predijeron como parte de una tercera etapa de su evolución. A partir de la proliferación de uso de Internet, ahora con las redes sociales a la mano, y con el crecimiento exponencial de contenido, la competencia es desigual entre lo que es realmente importante y lo que actúa como distractor ante un sinnúmero de problemas que vivimos los “de a pie”. (O)