El IESS no despega

En una carta de lectores a un periódico respetable del país, el señor José Ruiz Ortiz relató el trato inmisericorde a los pacientes que buscan atención médica en el centro Letamendi de especialidades del IESS, en Guayaquil. Este edificio de cinco pisos no tiene ascensores, y muchos pacientes de la tercera edad viéndose impedidos de subir los largos escalones prefieren desistir de ser atendidos, y otros son subidos al hombro por los hijos y nietos.

Es inaudito ver en pleno siglo XXI estos atropellos a la dignidad humana. Los servicios médicos del IESS no son los mejores, y así se invoque a la modernización, la Seguridad Social vive duros momentos en las vísperas de una postergada discusión para reformar en parte la ley. Según el presidente de la Comisión del Trabajo de la Asamblea Nacional (AN) Jhony Terán “debe garantizarse la participación de todos los asegurados y empleadores, con 5 miembros en el Consejo Directivo del IESS”; convertir al BIESS en un banco comercial; además requerir al Estado, el cumplimiento del pago de deudas pendientes por más de 10.000 millones de dólares.

De qué servirían todas las reformas, si en la estructura organizacional pululan las mafias que no controlan los inventarios de medicamentos; administradores de contratos, por el momento, todavía no identificados a plenitud por el radar de la Fiscalía, pero que la ciudadanía con su sabiduría popular y su análisis sencillo pero crudo, percibe que son los saqueadores de los fondos públicos. Los dirigentes sindicales eternizados, han sitiado a las administraciones con amenazas, haciendo uso de un poder omnímodo para colocar a parientes y amigos en toda clase de cargos, incluidos los de dirección.

El actual presidente del Consejo Directivo del IESS es un respetado ciudadano con buenas intenciones, pero difuminado por la ligereza en los análisis de los siempre controversiales fondos de pensión, los años necesarios para la jubilación y el pretendido incremento del aporte patronal y personal. Materia demasiado seria como para dejar a la interpretación sencilla y aventurada de cualquier actor político o social cuyos fines principales convergen en la notoriedad de papel y el escándalo. Una gran socialización se requiere para entender a cabalidad cuánto mismo es el déficit del IESS, por lo cual estos temas no entrarían, por el momento, en la reforma a la ley.

Los afiliados necesitamos una buena atención médica, con turnos oportunos y no reasignados para después de ocho meses; disponibilidad de medicinas para remediar enfermedades críticas, y un trato cálido para los más vulnerables. Y decisiones inteligentes, para que no inviertan en edificios inútiles como el de Guayaquil, grotesca demostración de un mínimo sentido común y una total falta de estrategia institucional. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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