En 2020, nueve niñas amazónicas acudieron a la Justicia para que se retiren los mecheros de la industria petrolera de sus comunidades; sin embargo, treinta meses después de lograrse una sentencia favorable, cientos de mecheros siguen afectando la salud de la población. ¿Cómo es posible que esto suceda? ¿Por qué los ministerios de Ambiente, de Energía y de Salud hacen caso omiso de este dictamen? No solo que las autoridades no han cumplido con este veredicto, sino que ahora hasta el derecho a la protesta se ve afectado al haberse impedido la marcha organizada desde las provincias amazónicas hacia Quito, para exigir que se “apaguen los mecheros de la muerte y se encienda la vida”. No es casualidad que esto suceda, como tampoco la actuación de grupos paramilitares que con total desfachatez amedrentan a las poblaciones que defienden su territorio frente a las empresas mineras, de las que su máximo representante resulta ser el señor Noboa. Que la dignidad y el coraje de estas jóvenes mujeres impulse a toda la sociedad ecuatoriana a decir ¡Basta a la impunidad! No queremos más mentiras. Es urgente detener el extractivismo porque vulnera los DDHH, depreda la naturaleza, pone en riesgo la vida en el planeta y en términos económicos, las regalías mineras son apenas el 0.5 % del presupuesto nacional. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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