Bachilleres del litoral

David G. Samaniego Torres

¿Frases para alguien, muy especial? Sí, familiares y amigos. Estas letras van para cada uno de los bachilleres graduados o por graduarse en Ecuador.  Ustedes representan esperanzas nuevas, sangre apta para realizar transfusiones que fortalezcan a quienes un buen día perdieron los bríos para sembrar valores, para difundir propósitos, para combatir lo nocivo.

Soy Bachiller en Ciencias de la Educación. Desde joven me dediqué a la docencia. En mis clases, en diversos centros de estudios, pude irme formando, entendiendo mejor mis responsabilidades, conociendo a mis estudiantes y haciéndome de las herramientas indispensables para dar sentido a mi vida de ser humano y maestro. Mientras escribo estos renglones elevo mi mente a Dios y pido por ustedes: son tan jóvenes y la vida les sonríe; tienen tantas ilusiones y tantos planes en su mente.  Al recordar mis días de recién graduado siempre lo hago con alegre nostalgia. A ustedes les espera un mundo complejo y contradictorio: la carga es pesada, los hombros jóvenes.

Me agradaría que de los próximos renglones sacaran ustedes alguna conclusión que les acompañe. Tengo ochenta y ocho años. Me encuentro muy a menudo con exalumnos de los centros de estudio donde trabajé, en Cuenca, Riobamba, Quito, Guayaquil: de esos encuentros nacen recuerdos. En pocas frases quiero sintetizar aquello que mis exalumnos conservan en sus mentes luego de cincuenta o más años de no habernos visto:

1.La verdad fue el eje del comportamiento mutuo. No existían arreglos por debajo de la mesa. Los reglamentos se respetaban, los padres de familia eran aliados en el afán de formación: colegio y hogar perseguían un solo propósito.

2.La puntualidad era buscada y perseguida hasta tenerla como amiga, haciendo de ella una costumbre de la que participaban padres de familia, directivos, maestros y estudiantes.

3.La fe y la razón andaban siempre juntas. El Sistema preventivo salesiano tiene tres pilares, fuertes y esenciales en el proceso de formación: la RAZÓN, la FE Y el AMOR.

Los graduados en 2024 en el litoral tienen en sus mentes y corazones recuerdos de todo aquello que aprendieron de sus maestros. Confío en que sus profesores hayan sido exigentes con ustedes; que sus padres nunca les hayan solapado incumplimientos y que estén dispuestos a caminar por los senderos del bien.

Un abrazo a los bachilleres de ECOMUNDO, en Guayaquil, colegio del cual fui su primer rector. Ecuador les necesita. No lo defrauden. (O)