El Cajas y Mazán se adhieren al Corredor Biológico Mundial. Conozca en qué consiste la adhesión

Cuenca formará parte del Corredor Biológico Mundial, un proyecto internacional cuyo objetivo es unir espacios naturales del mundo y promover su cuidado.

La adhesión del cantón se dio a través del Parque Nacional Cajas y del Bosque Protector de Mazán, así como de las políticas públicas y de la creación de áreas protegidas en Cuenca.  

Aunque no se ha hecho de manera oficial ni pública la integración de Cuenca por parte del comité que está detrás del Corredor Biológico Mundial, el municipio ya recibió una respuesta favorable en la que se confirma la adhesión del cantón al proyecto internacional.

Para que el Corredor Biológico Mundial tome en cuenta al cantón en su proyecto hubo reuniones con su presidente, Jorge Extramiana Salillas, a quien se le expuso las áreas naturales que gestiona Cuenca, las políticas de sostenibilidad, las especies de fauna y flora únicas que existen en el Cajas y Mazán, entre otros elementos.

“La idea es incorporar estos corredores mundiales en Ecuador, en la región, en el continente. Buscar esta conectividad de manera biológica a través de estrategias de manejo, en la gestión, en la operación. De eso se trata el proyecto”, explicó Juan Carlos Quezada, administrador del Departamento de Manejo de Cuencas Hidrográficas de ETAPA.

Con la adhesión de los espacios naturales, la idea es que estos estén unidos por medio de los corredores biológicos que promueve el proyecto internacional, cuya sede se encuentra en España.

Acciones

Para Quezada es importantísimo que el Parque Nacional Cajas y el Bosque Protector de Mazán sean parte del Corredor Biológico Mundial.

Sin embargo, espera que la adhesión no sea un papel ni un reconocimiento más, sino un elemento que promueva proyectos, inversiones, en zonas que son tan necesarias para la vida de los cuencanos y de aquellos que se nutren del agua que viene del Cajas y de Mazán.

Ahora mismo, por ejemplo, las zonas aledañas al Parque Nacional Cajas han sufrido varios cambios desde la pandemia.

El número de espacios turísticos y gastronómicos creció sin ningún control, las construcciones de cemento y madera se levantaron, y la deforestación es inminente.

Si fuera poco eso, la basura es otro problema para el propio parque. Cada fin de semana, los visitantes dejan restos de comida, botellas de plásticos, pañales, ropa, sin saber el mal que están haciendo a un espacio vulnerable, único y necesario para Cuenca.

Basta con andar por Tres Cruces, por las orillas de la vía Cuenca-Molleturo, o por los senderos ya marcados en la zona.

Entonces, con la nueva designación que recibirá Cuenca por su parque y bosque protector se espera que haya un control muchísimo más estricto; que los proyectos, de una vez por todas, limiten el acceso humano que lo único que ha dejado ha sido el desgastamiento de la naturaleza. (I)  

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Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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