Por primera vez deriva del empuje ciudadano, cuyo objetivo es recuperar para los contribuyentes al sistema obligatorio de seguridad social, su protección correspondiente, con prestaciones de pensiones en vejez, montepío para familiares de fallecidos, atención para garantizar salud del afiliado y sus familiares hasta 18 años, financiamiento de préstamos hipotecarios y quirografarios, siempre aprovechados por los usuarios, siendo sustancial para la vida de los/as ecuatorianos en general, por sus cánones solidarios de servicios a los beneficiarios del seguro social campesino.
Varios analistas esmerados de mostrar la crisis institucional, en lo financiero, cuando los gastos en pensiones superan a los ingresos, que podría en algunos años no disponer de recursos para su cumplimiento cabal, como ahora se lo hace oportunamente, al haber usado de estos fondos para tapar déficits en el campo de servicios médicos, cuyo auxilio superado por la demanda de atención, que conllevo a la contratación de servicios externos, que incluso al momento están impagos, al no disponer de manera histórica servicios de salud preventivos en esencia, que en cualquier seguro de salud por su finalidad resulta más eficiente y eficaz, ante el costo exclusivo de la respuesta a las patologías, más caras, dolorosas y sin sustento técnico para resolver a los problemas de salud por su magnitud y vulnerabilidad.
La discusión en la asamblea, para los proponentes de iniciativa popular, más de 50.000 firmas, ha sido trastocada. Se queda en la constitución del directorio, que ahora de tres llega a cinco, con la Presidencia del delegado del ejecutivo, que es el mayor deudor al IESS. Lo bueno está en la posibilidad abierta de una discusión amplia y responsable de encontrar consensos de las aproximadamente 100 propuestas que se han hecho, de acuerdo con intereses de sectores. Lo rescatable de la actual proposición es que reivindica que la creación del IEES, cercano a cumplir 100 años, no debe perder de vista que se creó para asistir a la clase trabajadora de la patria. Este principio es el fundamental para la reforma estructural, que se torna imprescindible. (O)