Nuestra niñez

EDUARDO SÁNCHEZ SÁNCHEZ

Había empezado la década de los 50 en el siglo y milenio precedente, cuando inició nuestra presencia en morlaco suelo.  Ciudad pequeña (alrededor de 40.000 habitantes), pudimos ver viejitas beatas vestidas de negro y activos campanarios en las iglesias.  El silencio llegaba a la pequeña Cuenca a partir de las 7 pm, las luces citadinas eran pobres y requeríamos de una vela para saber sí ellas funcionaban. Los pocos autos se detenían cuando encontraban niños jugando en la calle con su carro de madera, triciclo o la pelota hecha de trapo. El Barrio solía ser el epicentro de casi todo, en donde nos conocíamos con más propiedad y vínculos de humanismo, sin el cáncer del consumismo que arrebata al planeta de hoy. Solíamos jugar con la imaginación que encontraba el trompo (arriadas), las canicas (semper), el aro, el indor, los cahuitos, el baloncesto, el futbolín, y otros juegos infantiles, revistas como Hopalong cassidy, Archi, Mandrake, Llanero Solitario, etc, fueron los motivos de distracción. Oír de asaltos, raptos, drogas … imposible. La sanidad primaba en la conducta de la mayoría. Saludamos a los mayores y los cedimos el rincón de la acera. Conocíamos a toda la vecindad y se vivía con más humanismo que hoy, compartiendo lo sencillo y nuestra ciudad, hoy tomada por ajenos de buenas costumbres y respeto.

No conocimos el aburrimiento ni el cansancio, tuvimos la energía de la niñez y luego de la juventud que alimentaba la curiosidad y deseo de aprender, soñando en el futuro, escuchando a los mayores. La mirada y la palabra del Padre… era para obedecer. El domingo se rentaba un taxi en el control Ecuador para pasear por la urbe, se hacían melcochas con tocte en hoja de higo con la dirección técnica de las tías, se practicaban las primeras canciones con la guitarra. Aprendimos a comer de todo y por supuesto eran las viejas recetas de las abuelas, con sanidad y nutrición, sin la chatarra de hoy, Mamá nos servía con amor y bondad.  El piano de Huberto Santacruz en radio HCJB alimentaba la ecuatorianidad. (O)