Así como se lee, con la preocupación y el desasosiego del caso, los cuencanos observamos como nuestra ciudad en los últimos tiempos, ha caído en el desorden y descuido cuando vehículos motorizados transitan sin tomar en cuenta las normas de conducta mínimas de lo que ello significa, creando una receta de caos y peligro constante. Nada mas por hacer referencia enfoquémonos en como un grupo de motociclistas, que dicho sea de paso ya no es reducido, utilizan su medio de movilización de manera temeraria, irrespetuosa y desafiante. Es más, esta condición se ha vuelto tan peculiar que, hemos observado como los propios pilotos y, en muchos casos sus acompañantes, no llevan puesto ni siquiera el caso de protección personal, ni que hablar, de algún tipo de vestimenta protectora que impida que sus miembros se recubran y protejan al momento no consentido de llegar a tener un accidente.
Si a lo descrito previamente le sumamos el haber observado esos medios de transporte denominados como “tricimotos” circulando por las calles, podremos asimilar que la falta de control se encuentra presente en nuestro medio. Sobre este punto una reflexión, y versa sobre si debemos controlar la no circulación de este tipo de vehículos o la venta de estos. La conciencia ciudadana es individual e inherente a cada habitante de nuestra Cuenca, sin embargo, las normas de conducta y patrones de comportamiento tienen que ser dictadas y controladas por las autoridades de turno. (O)
