Preocupan los argumentos que dicen que la violación a los acuerdos internacionales y el ultraje del gobierno ecuatoriano a la embajada de México son recursos necesarios para asegurar la justicia, erradicar la impunidad y garantizar la soberanía del país. Argumentos sacados del sombrero roto de algún mago de circo pobre.
El costo de estos actos es tremendo. La OEA ya se pronunció y solicitó a Ecuador tomar medidas para enmendar el error. México, respaldado por toda la región, plantea que Ecuador debe ser expulsado de ONU, lo cual nos dejaría fuera de las pocas negociaciones globales a las que tenemos acceso; pero también fuera de la cooperación internacional para el desarrollo, que es crucial para programas en los cuales el Estado prácticamente no invierte, como son el cambio climático o la salud sexual y reproductiva.
Sabemos que ni en las peores dictaduras se cometió un agravio así, es evidente que esto es parte de una campaña por el Si a la Consulta, para beneficio de los sectores más pudientes, para silenciar el efecto del alza del IVA que hizo bajar 20 puntos de popularidad a Noboa, y para demostrar cómo se aplica el uso excesivo de la fuerza en tiempos de guerra, por si a los defensores de derechos humanos se nos ocurre hacer relajo. (O)
