La pulcritud del vidrio y el resplandor del acero se imponen en un edificio fuera de lo común, como una colmena gigante, el Vessel. Este exige caminar y disfrutar de la adrenalina de subir y bajar gradas para alcanzar una vista espectacular de la ciudad. A más de fomentar el turismo, el deporte y la adrenalina se ha convertido en el nuevo espacio de concentración de amigos, empresarios, turistas y caminantes; sin duda es una alternativa al Times Square, que siempre está “inundado” de los habitantes del mundo.
El Times Square o High Line son referentes turísticos claves desde los cuales se puede dirigir hasta el edificio Vessel ubicado en la calle 20 del barrio Hudson Yards de Manthattan-New York al cual se puede llegar caminando, pedeleando o tomando el transporte público. Cada ojo humano mirará desde distintas perspectivas a este edificio llamado Vessel, pero también conocido como edificio Colmena, caja torácica, vasija o referenciado como la versión de la Torre Eiffel de New York.
La colmena gigante está diseñada con acero no corrosivo, vidrios verticales y rejillas de metal desde su parte externa no pareciera ser tan grande en comparación de los rascacielos que le rodean, pero en su interior, enciende la magia de una edificación innovadora y atractiva por su capacidad de conectar 80 plataformas de observación. Su parte interna es todo un laberinto, por eso, creo que es acertada la comparación a una colmena y no solo por su forma de construcción aquitectónica sino porque las personas al subir y bajar los 2.500 escalones de las 154 escaleras de los 16 pisos (cuando se podía) parecen abejas laboriosas en grandes panales.
Medidas de seguridad en la colmena
En el naciente invierno que fue a inicios del mes onceavo del año 2023 conocí este mágico lugar, lamentablemente no pude subir hasta la cima del edificio por las restricciones establecidas tras varios suicidios. Hasta que no hayan las totales medidas de seguridad no se permite hacer el recorrido completo y por eso, las experiencias solo se pueden vivir en el primer piso y unos cuantos escalones. De lunes a sábado se puede visitar el Vessel sin previa reservación en horarios de 10h00 a 20h00 y los domingos de 10h00 a 19h00.
Actualmente, la entrada no tiene costo porqué solo se puede ingresar al primer piso donde la novedad es subirse a un círculo donde se coloca el celular y se registran fotos nada convencionales con rostros que se asemejan a los personajes de las historias de ficción o de miedo, pero con un cielo sorprendente que se impone y termina siendo el verdadero protagonista. En definitiva, una experiencia que vale la pena hacerla respetando las filas y las buenas normas de convivencia.
Enfermedades mentales y males de pandemia afectaron ingreso a Vessel
Aunque este especial trata de fomentar el turismo y narrar esas experiencias vividas de un destino diferente no está por demás reconocer que la pandemia ocasionada por la COVID sigue cobrando factura con una sociedad con problemas de salud mental. Muchas personas no han podido salir de la depresión y la ansiedad y en esa búsqueda de “alivio” escogieron al Vessel para acabar con sus vidas.
El estrés y las nuevas formas de una sociedad altamente competitiva con generaciones de cristal que no se compreten consigo mismo y peor con la familia y la sociedad nos hace entender que lo que fue pensado para fomentar el turismo y la sana diversión puede ser también un referente de peligro latente.
Un recuerdo de infancia
Dos años tomó la construcción del Vessel. Del 2017 al 2019 el inglés Thomas Heatherwick junto a su equipo de profesionales en el área de Paisajística, Arquitectura e Ingenieria Estructural plasmó una obra arquitectónica nunca antes vista o un monumento de arte, que tiene 46 metros de altura y pesa 60 toneladas. Esta obra no solo cumple con la parte estética, funcional e innovadora sino también con las necesidades de las personas que no pueden caminar con accesos adecuados para sillas de ruedas y ascensores.
Dícese en palabras de Thomas Heatherwick “que una escalera de madera descartada vista en su infancia” fue la que inspiró esta obra de arte ubicada en el corazón de Manhattan y que está valorada en 200 millones de dólares.
Placer, paz y una perspectiva soñada
En la parte externa del edificio Vessel o la colmena gigante, varias hamacas están colocadas con intención, y es que ningún caminante o turista se resiste a acostarse por un momento, cerrar sus ojos para relajarse y de pronto, con su mirada al cielo contemplar la hermosura de la naturaleza. Aunque sean segundos, esta experiencia es realmente impactante, pareciera que por un momento todo se queda estático para contemplar la hermosura y la sencillez de la vida, que está presente en cosas que no tienen un valor monetario sino en esa posibilidad de entender que mucho tenemos con poder sentir, respirar, vivir.
Luego, de esa conexión tan profunda como personal, la mirada queda atrapada en ese edificio Colmena de color cobre cuya base es angosta en comparación a la parte final que termina siendo mucho más ancha.
En esas hamacas la gente disfruta de la vista, de la frescura del clima, de esos vientos que acarician con fuerza el cabello y el rostro, de la buena música (acorde a los gustos), de la compania, de la soledad, de la amistad, de la familia, de los encuentros, de una golosina, de un café, de un buen libro, de mirar un partido de fútbol americano…simplemente de la bendición de vivir.
Little Island, derroche de arquitectura paisajística en New York