Adelantar los tiempos

Estefani Chalco Salgado

Repasemos las etapas de vida que hemos tenido, ¿a cuál de ellas volveríamos? No pregunto desde el arrepentimiento de un “desearía haber aprovechado mejor ese momento.” Más bien, desde la añoranza y el recuerdo feliz, la sensación más bella, el sueño más puro, y la experiencia mejor archivada.

Ahora, pensemos en nuestros descendientes. ¿Qué etapa reconocemos como la más efímera porque pasa veloz? La niñez. Hay ese paso gris entre dejar de ser niño y hacerse adolescente, en el que cambian intereses, preguntas, respuestas. En los últimos años, había pensado que, mientras más pueda alargar la niñez de mis hijos, mejor. Que estén lejos de monstruos que dan pesadillas, del suspenso de retos miserables que se encuentran en YouTube, de los mensajes de venganza, enamoramiento, celos y manipulación que hay en ciertos programas de televisión aptos, según la calificación, para niños de 7 años.

Ojalá sus manos se llenaran de colores, su mente con ilusiones y sueños de juegos, experimentos y cuentos, y su corazón de inocencia perenne.

Sin embargo, el mundo nos justifica su apresuramiento por lograrnos independientes, maduros y listos para afrontar su contenido. Obviamos la esencia de la niñez por prevalecer “la sociedad” y preparamos a los pequeños seres humanos anticipadamente a lo que va a venir, antes de que alguien más les diga, o porque es la nueva filosofía de vida.

El filósofo Jean-Jacques Rousseau, habla del estado de naturaleza del hombre, y menciona que la humanidad nace virtuosa, empática y compasiva, pero es el poder de la razón el que separa al hombre de las virtudes naturales, algo que surgiría tras el concepto de propiedad, generándose leyes, y entonces, la sociedad viviría encadenada. Después habló del Contrato Social y De la Educación, como la responsable de corromper el estado de la naturaleza del hombre y sugiere que más que educación del intelecto, debería haber una educación para los sentidos y una fe religiosa guiada por el corazón.

Se nos pide guiar a los niños para afrontar las maldades de la sociedad, hablarles con claridad sobre temas de sexualidad, enseñarles a defenderse, a ser cada vez más fuertes y valientes; y así, adelantamos su tiempo, con justificación o no, pero sin mucha reflexión arriesgamos a sofocar ese espacio inmaterial tan corto. (O)