La migración, frontera física, frontera mental

Transitando es como se ha hecho el mundo. Los hallazgos de la prehistoria, la arqueología y la historia, confirman el antiguo caminar de los grupos humanos a lo ancho y a lo largo del planeta.

Ha sido esta insaciable vocación nómada, con sus contextos respectivos y sus causas múltiples, lo que ha llevado a hombres y mujeres de todos los rumbos hacia todos los rumbos. Así que el caminar sobre el planeta no es una novedad sino una añeja actitud humana.

Contextos concretos

Lo renovado en este cotidiano andar son las elaboraciones históricas, los contextos concretos en los que ocurre la migración y los entrelaces culturales que se establecen. Cada camino humano ocurre en un contexto concreto, en un tiempo histórico, y es a éste al que es importante entender.

Es justamente en este contexto de la frontera sur que trabajo con la organización Médicos del Mundo Suiza y donde podemos observar a diario un enriquecimiento cultural gracias al proceso migratorio, y a su vez nos preocupa varias situaciones que criminalizan y violentan a personas migrantes de forma sistemática. Por eso me pregunto, si las zonas fronterizas son finalmente fronteras mentales para algunos o fronteras físicas para otros?

La migración ha significado para muchos grupos un negocio lucrativo. Los migrantes se enfrentan al crimen organizado, trata de personas, secuestros, explotación sexual, etc.

Tres corredores en México

En el sur de Mexico existe principalmente 3 corredores para personas que desean migrar: Tapachula o el corredor costa, Frontera Comalapa-San Cristobal o el corredor central, y Palenque-Tenosique o el corredor Selva. En este último trabajamos y venimos observando que existen varios factores de enriquecimiento al nivel local.  

El corredor selva, por su ubicación, tiene un componente intercultural muy fuerte, ya que conviven en este espacio fronterizo: comunidades indígenas mayas (Chol o Tzeltal hablante) que se manejan por usos y costumbre, comunidades de personas migrantes o refugiadas (principalmente hondureños y haitianos), y personas mexicanas mestizas.  En el caso de las comunidades indígenas, algunas son simpatizantes del movimiento zapatista. Desde varios años se había implementado un sistema de solidaridad basado en el apoyo a las comunidades migrantes en tránsito. Esto se había materializado en guiar, alojar, brindar alimentos, recargar teléfonos y trasmitir saberes ancestrales a personas migrantes. En cambio, las personas migrantes dinamizaban también la economía local. No existía una forma de rechazo o de xenofobia como puede existir en ciertas comunidades mestizas de la región. Hay que tomar en cuenta también, que algunas personas refugiadas se han ido insertando en las comunidades locales, aportando con ellos una cultura que tiene varias manifestaciones como la comida, el idioma y distintos conocimientos.

Clínica móvil en San Pedro. En el sur de Mexico existen principalmente 3 corredores para personas que desean migrar.

Encrucijadas peligrosas

Sin embargo, los procesos migratorios se han convertido para muchas personas, en una encrucijada peligrosa, lo que la convierte en un desafío tanto para comunidades migrantes como comunidades de acogida.  Podemos observar una mayor prevalencia de ciertas enfermedades en estas zonas como es el caso del paludismo. En su gran mayoría se trata de paludismo importado por el paso de las personas migrantes por el tapón del Darién, ya que son entre 15 y 30 días de incubación. Lo cierto, es que existe mucho desconocimiento de la población local acerca de esta patología. Incluso, algunas dificultades para identificarla al nivel clínico. Sabemos de algunas comunidades que estigmatizan o relacionan esta enfermedad con personas migrantes.  Algunas personas tienen prejuicios, como que se pudieran contagiar por el solo contacto físico. Por esta razón, trabajamos enfáticamente en la promoción de la salud, como un factor preventivo, pero también de desestigmatización.

Así mismo, los factores de riesgo que tocan a las personas que deciden migrar conllevan a afectaciones graves sobre su salud mental. Hemos atendido casos de tortura o violencia extrema, que generan traumas profundos (Estrés post traumático, angustia crónica…) que necesitan un seguimiento, lo cual no se puede dar en el caso de personas que están en tránsito. Además, existen personas que ya vienen con enfermedades psiquiátricas, y requieren tratamiento con psicofármacos. Lo cual es de por si difícil, por la carencia de psiquiatras en Mexico. Muchas veces, si no tienen tratamiento, estas personas terminan en situación de calle en estas ciudades fronterizas, generando un riesgo para ellas y para las comunidades locales. En Médicos del Mundo aplicamos el modelo mhGAP de la OMS, principalmente para trastornos mentales, neurológicos, y consumo de sustancias, que, si bien puede constituir una solución para personas que se quedan por una larga estancia, no lo es para personas en tránsito.

Un negocio lucrativo

La migración ha significado para muchos grupos de intereses un negocio lucrativo. En primer lugar, el crimen organizado. Varios carteles de la droga supieron diversificar sus actividades, incluyendo hoy la trata de persona o el secuestro de personas en situación de migración. Hemos atendidos varias situaciones de explotación sexual o de personas que habían sido secuestradas en su camino. En los últimos meses, en Frontera Corozal, punto fronterizo con Guatemala, las comunidades indígenas tuvieron que cerrar el paso fronterizo para protegerse y alejar el crimen organizado que estaba lucrando con el paso de migrantes. Sin embargo, no bajan los niveles de violencia en varios municipios fronterizos. En nuestro caso, tuvimos que detener nuestra intervención por el riesgo que constituya este sector.

En el sur de México existen principalmente tres corredores para migrar: Tapachula o corredor costa; Comalapa-San Cristóbal o corredor central y Palenque-Tenosique o corredor selva.

Por todas estas razones, creo firmemente que la migración segura es posible, siempre y cuando exista voluntad de los gobiernos de no estigmatizarla y criminalizarla. Somos consciente que por más muros o barreras que pongamos, no vamos a detener un movimiento milenario. Además, a la lectura de las situaciones actuales de conflicto, crisis socioeconómicas, cambio climático o represión, no creo que los flujos migratorios vayan disminuyendo.

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DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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