La patria pierde un trabajador

David G. Samaniego Torres

Desde 1945 hasta el amanecer del lunes de la semana anterior Nelson estuvo con nosotros. Supo honrar a la vida y dar rienda suelta a sus capacidades. La ciencia jamás olvidará a un investigador acucioso e incansable; los alumnos continuarán siendo gratos con su maestro porque les participó su saber y juntos transitaron los caminos de la honradez intelectual; diversas entidades públicas y privadas jamás olvidarán sus gestiones porque vieron siempre en él al ciudadano que llevaba muy dentro de su espíritu el servicio a la patria; la diplomacia recordará a su Embajador que supo dejar en Italia la imagen de la talla de tantos conciudadanos que comprendieron lo que significa tener en sus manos la representación de la patria; su don de gentes, espontáneo y siempre positivo, le permitió rodearse de amigos que a lo largo del camino, algunos de ellos, fueron sus confidentes y consejeros.

De manera muy especial quienes fuimos sus amigos vamos a sentir su ausencia hasta que comprendamos que la muerte fue para él descanso anhelado y el calmante buscado para sus dolencias. Dios aprieta, pero no ahoga. Creo que es justo agradecer a la vida, a esta vida terrenal que nos presta su ropaje para sentirla, para quererla, para comunicarnos, para crear amistades y para amar en lo extenso y profundo de la palabra.

Desde hace muchos años soy parte de la familia de Nelson. Siempre vi en ellos vidas comprometidas con un bien pensar y mejor hacer. El doctor Nelson Robelly Lozada, mi cuñado,  no ha muerto, cambió de residencia. Quienes somos cristianos así lo creemos. Escribo estas líneas para El Mercurio porque conozco que sus páginas elogian el bien, aplauden el trabajo, difunden valores y combaten el mal en sus diversas manifestaciones.

Ecuador ha perdido a uno de sus esforzados trabajadores y vale destacarlo en un momento histórico en el cual se  busca el bienestar mediante artimañas que ofenden la moral y el honor del ser humano. La juventud necesita ejemplos: debe aprender a luchar para conseguir triunfos y a cultivar valores humanos para exigir de otros similares comportamientos.

La vida en nuestro Ecuador está perdiendo su norte. Pocos jóvenes oyeron hablar de un deber ser para ajustarlo a sus comportamientos Alguna vez escuché que a quien amamos nunca muere, simplemente se va antes que nosotros. Necesitamos, con urgencia, trabajadores honestos para reconstruir la Patria. (O)