Y ahora qué viene

Marco Carrión Calderón

Ha pasado la Consulta Popular y el Referendo que el Gobierno planteó al Ecuador. Tenemos como resultado que la gran mayoría de preguntas merecieron la respuesta Si, innegable triunfo de Noboa, su gobierno y del pueblo ecuatoriano. Solamente dos tuvieron un No; la que permitiría el trabajo por horas para dar ocupación a muchos ecuatorianos que no la consiguen y la de negar la posibilidad de mediación de organismos de justicia internacional para solucionar las controversias comerciales; Correa acudió a aquellos varias veces y, por no tener razón sino motivos abusivos llevó al país a perder miles de millones.

El prófugo que proclamaba “vota todo no”, “doce veces no”, con su siniestra sonrisa que es un rictus de odio y amargura, pretende ahora que aquellas dos negativas populares son un triunfo suyo. Si la gente le hiciera caso hubiese votado 12 veces no, pero ya vemos que, le ignoró.

Ahora los ecuatorianos esperamos que la Asamblea legisle de manera ágil y que el gobierno elabore las leyes necesarias para que al fin el país pueda estar libre de la narco delincuencia y de la corrupción rampante e incontenible que fueron el resultado desgraciado de diez años que el prófugo sembró en el país. Es hora de comenzar a librarnos de esos legados de la década infame en que se alentó la delincuencia que ahora asola al Ecuador.

Es urgente que se endurezcan las penas para los peores delitos y se termine con la sinvergüencería de las “medidas sustitutivas” así como de la “libertad condicional” y la “prelibertad” que lo que han conseguido es sacar a los delincuentes de las cárceles para que sigan cometiendo fechorías. Que se implante ya la extinción de dominio. Si un menor de edad es un delincuente tiene que estar más tiempo encerrado para que la ciudadanía no pueda ser víctima so pretexto de una “rehabilitación” que nadie se ha ocupado seriamente de establecer, peor el gobierno del prófugo. La colectividad espera penas más duras para los delincuentes, sin la alcahuetería de liberarles antes de que hayan cumplido sus sentencias.

El país merece una reforma a fondo del tal COIP, obra nefasta del correato, para que se juzgue adecuadamente a los criminales y se les sancione en la forma debida. (O)