Sobre la lucidez pasajera

Juan F. Castanier Muñoz

Una vez que un jurado federal de la Florida, ha concluido, por unanimidad, que Carlos Polit es culpable de los seis cargos de los que se lo acusa, debemos concluir también que el dinero mal habido se lo llevó de manera ilegal de aquí, del país, hasta los Estados Unidos, que ninguno de los miembros del jurado ni la jueza a cargo tienen ningún vínculo ni con los partidos políticos del Ecuador ni con ningún grupo “odiador” del país, que Polit no se ha sacado la lotería en ningún país del mundo en los últimos veinte años, que no ha heredado ninguna fortuna y que sabe contar muy bien, tanto en portugués como en chino. Entendemos, además, que a ningún correista, con tres dedos de frente, le quedará la más mínima duda de que los argumentos, tanto para defender a Polit, como para desmarcarse de sus estrechísimos vínculos con el correismo, se ven hoy absolutamente agotados.

Uno de los slogans más conocidos desde los inicios de la “revolución ciudadana”, es aquel que tenía que ver con las “mentes lúcidas”. Justo es entonces ahora, una vez que un jurado extranjero ha pronunciado su atroz veredicto, que nos preguntemos ¿dónde estuvieron las “mentes lúcidas” durante los diez años del gobierno correista, mientras éste depredador de los fondos públicos hacía de las suyas, justamente desde el puesto al que correspondía controlar su buen uso?, ¿Acaso las glosas que se desvanecían como en un desfile perverso, o los contratos que recibían la venia con sobreprecios exorbitantes, no despertaron la sospecha de tantas “mentes lucidas” que pululaban por los pasillos cortesanos?, ¿Por qué ninguna “mente lúcida” elevó su voz cuando luego de las irregularidades detectadas en la construcción de la hidroeléctrica San Francisco, de la expulsión de Odebrecht por tal motivo y de la determinación de multas millonarias, al poco tiempo Odebrecht estaba regresando al país, con las multas reducidas a la más mínima expresión y a firmar nuevos contratos con el gobierno del país?

Justo es entonces creer ahora, que la lucidez mental no es patrimonio de ningún gobierno ni partido, y que su falta está asociada con desorientación y ceguera grave. (O)