Hasta hace una semana, las pisciculturas eran un emblema en Marianza, Sayausí. La crianza de trucha, en gran medida, era próspera porque el producto, una vez listo, ya se repartía en varias zonas de Azuay.
En mercados, en restaurantes, en hosterías o en las pescas deportivas no faltaba la trucha de Sayausí. Pero la vida ha vuelto a cambiar en esa parroquia rural de Cuenca.
El cuatro de mayo, un aluvión y la crecida del río Tomebamba provocó una serie de destrozos, inundaciones y pérdidas económicas en los alrededores de los kilómetros 14 y 19 de la vía Cuenca-Molleturo.
Entre los afectados están en los dueños de las pisciculturas. Solo en Marianza hay seis espacios dedicados a la crianza y venta de truchas. Y, sin embargo, una vez que el sábado cuatro de mayo empezó a llover, y se escuchó que el río había crecido, nada bueno se presagió.
“Nosotros estábamos haciendo una golosina, compartiendo con la familia. Aparentemente todo estaba normal. Pero a mi esposo ya le llaman de la parte alta y le dicen que tenga cuidado, que salga de allí, porque se había hecho una represa en la parte de arriba”, recuerda Laura Chimborazo.
Laura tenía una piscicultura a un lado del Tomebamba. Su negocio, que le permitía alimentar y dar estudio a sus hijos, contaba con los permisos de funcionamiento. No se imaginaba que, a las 20:20 del cuatro de mayo, la crecida del río se llevaría su espacio.
Laura sabe muy bien la hora que el Tomebamba de pronto creció. Cerca de la piscicultura tiene cámaras. A través de los videos que fueron grabados se nota cómo el caudal comienza a crecer.
“No pensaba que en Marianza volveríamos a tener problemas por un aluvión. El agua y el material que arrastró se llevó nuestro negocio, nuestra vida. No tenemos cómo empezar”, dijo Laura a El Mercurio.
Pérdidas económicas en Sayausí
No solo Laura no sabe cómo empezar de nuevo luego de haber perdido un trabajo que surgió en la pandemia. Su hermano Klever Chimborazo también perdió las piscinas en las que criaba a las truchas.
A pesar de que la infraestructura era alta y respetaba los márgenes del río Tomebamba, la crecida fue tal, que el agua terminó por ingresar a las piscinas y arrastrar a las truchas. La noche del cuatro de mayo, Klever, junto a los vecinos, trataron de salvar a los peces, pero estos se fueron con el caudal del río.
“Nos quedamos en cero. Son pérdidas económicas muy altas. Toda la inversión, el sacrificio, los años de trabajo se perdieron en segundos”, dijo Klever.
Ahora mismo, la familia no sabe qué camino tomar. De pronto, el trabajo terminó en nada por un suceso que vuelve a repetirse.
El 27 de marzo de 2022, un aluvión en Marianza dejó cuatro muertos, casas destruidas y damnificados. En aquel entonces, las piscinas dedicadas a la crianza de truchas ya tuvieron pérdidas.
Sin embargo, el barrio no se imaginó que, una vez más, los deslizamientos y la crecida del río los dejaría sin nada.
Minga para ayudar
Este 11 de mayo, amigos y familiares de Klever y Laura serán parte de una minga para limpiar los destrozos que dejó la crecida del río en Marianza. Las personas que quieran unirse solo deben acudir hasta el kilómetro 10,5 de la vía Cuenca-Molleturo.
Asimismo, la familia recibe donaciones. Cemento, varillas, o material de construcción es bienvenido para recuperar un espacio que generaba empleo a un grupo de habitantes del barrio de Marianza. (AWM)-(I)