Conflictos de intereses

Un escándalo sucede a otro. Así es la azarosa vida política en el Ecuador. Lo han vivido los diversos gobernantes. No todos los casos han tenido el desenlace esperado por los denunciantes.

Sin duda, los conflictos de intereses acarrean, en cualquier momento, sendos problemas.

Cuando el padre del actual presidente Daniel Noboa, el hombre más rico del Ecuador, intentó llegar al poder, una de las principales acusaciones lanzada por sus oponentes era, precisamente, el de aquellos conflictos.

Todo el país conoce el emporio empresarial de los Noboa, el linaje al cual pertenece el presidente. Sabe también de sus problemas legales en materia de impuestos.

Daniel Noboa ha seguido ese mismo camino: el empresarial. No hay nada de malo en eso; tampoco su incursión en la política. Esta le permitió llegar al poder a sus apenas 36 años de edad.

Nada del otro mundo, siempre y cuando cumpla las leyes y pague sus tributos, sin esperar la remisión de intereses.

Muchos millonarios, al llegar al poder optan por deshacerse de sus paquetes accionarios, cabalmente para evitarse potenciales conflictos. Lo hizo el expresidente de Chile, Sebastián Piñera (+), uno de los más acaudalados empresarios de este país. Procedió igual Guillermo Lasso.

Ahora ha estallado el caso Olón, un proyecto inmobiliario. Políticamente salpica al presidente Noboa, a su esposa, y a varios ministros, en su época relacionados con ellos dentro de sus campos profesionales.

El presidente se muestra abierto a la investigación, iniciada ya por la Fiscalía; también en la Asamblea, donde sus adversarios, así algunos no tengan calidad moral para hacerlo, encontraron la pieza justa para el ataque.

Él debe responderle con la verdad al país. Su esposa está en el ojo de la tormenta. Por ser zona protegida, también debe hacerlo el Ministerio del Ambiente, cuyos permisos permiten la ejecución del proyecto.

 Victimizarse, tapar el fuego con manos mojadas o salir del país, no es lo apropiado.