A ti

Estefani Chalco Salgado

Mientras pienso las palabras que en tu honor he de escribir

Admiro la franqueza, la pureza y la belleza que hay en todo tu existir; aquellas cualidades que, en cada alba y ocaso cuando niña

Descubría en ti; y a las que, desde la crisálida de mi vida, he abrazado como espejo para mi acción y como

Remedio para un día gris.

Eres un bálsamo del amor, ya sea del propio, o de aquel que como un regalo a tus hijos se nos dio.


Muy pocos saben de los silencios que han gritado en tu corazón. ¿Recuperaste el abrazo roto de aquel hijo cuando se fue? ¿Adormeciste el dolor de la hija que no llegó? Madre, solo tú conoces el doctorado del amor y las emanaciones de la paciencia que incansablemente espera. Madre buena, solo tú, conquistas el inextinguible sentido del perdón.


Madre mía que en duermevela mandas tu ángel a mi rincón, a tenderme su mano y abrir sus alas para mi protección. Madre mía que con tus brazos hiciste el capullo de mi creación, para luego, con tus piernas llevarnos juntas por el sendero de ilusiones y de experiencias, de esperanzas y de metas. Madre mía que en cada paso de mi pasado apoyaste y vigilaste el éxito de mi labor… Madre mía, que nunca me faltes, ni en la mente ni en el corazón. Que tu memoria me sea eterna y sigas hondo en mi interior.


Mantén tu luz para forjarme el camino que tanto honro yo de ti. Que un pedacito de tu ternura se quede siempre cerca de mí. Que las historias construidas den latidos a quienes vienen de mí, y que tus cuentos como abuela enjuguen los temores, esos que, ya en tus años sabios, reconoces bien que no debemos admitir.

Madre mía, que las consultas de esta hija tuya, aún obtengan la respuesta de ti. Que si me pierdo me encuentres, y si te busco vuelvas a mí. Y si una noche, en desconsuelo, ya no hay camino hacia ti, y tampoco teléfono para la charla seguir, ven despacio a mis sueños y suavecito dime: “estoy aquí.” Déjame saber una vez más, que me abrigas el alma, y que me corresponde seguir, dando todo a quienes me suceden, tal como lo hiciste para mí… tal como anhelo hoy sientas lo mismo, desde tus hijos a ti.

Gracias madre celestial y terrenal, gracias hijos míos por volverme su mamá. (O)