La decisión de un alcalde

Días atrás circuló en redes sociales la decisión del alcalde de Nabón, Patricio Maldonado, de suspender las fiestas por el aniversario de cantonización de esta jurisdicción azuaya.

Según dijo Maldonado, quien preside la Asociación de Municipalidades del Ecuador, el momento económico del país obliga a priorizar y administrar los recursos públicos.

El dinero lo destinará para mejorar la plaza central y las calles céntricas de Nabón, afectado por un gran deslizamiento.

Lamentablemente esta noticia no tuvo la trascendencia del caso, ni siquiera en la región austral, a lo mejor por provenir de un cantón de la periferia, o por no nacer en los polos donde se concentran las discusiones políticas.

A muchos, la decisión ni les interesa ni les afecta, incluyendo a los demás alcaldes y también a los prefectos.

Pero analizándola por el fondo tiene su importancia y debería aquilatarse en su real dimensión; pero también replicarse en los otros cantones del Ecuador.

Los alcaldes manejan a su discreción los presupuestos de sus respectivos municipios, primando, en unos casos, los gastos corrientes sobre las inversiones, y dentro de estas, las de calidad.

En los últimos meses, alcaldes de las grandes ciudades han sido objeto de sendas críticas por financiar conciertos, fiestas, bailes y más pachangas menores, contratando artistas, por lo general caros y “a dedo”.

Ese tipo de actividades, a pretexto de reactivar la economía, también ocurren en los cantones pequeños, cuyos pobladores hasta suelen congraciarse con los burgomaestres según la “calidad de la fiesta”, sin importarles cuan escuálidos son los presupuestos.

Igual ocurre con las prefecturas con el pretexto de impulsar el turismo.

De allí la importancia de la decisión del alcalde de Nabón; y por presidir la AME sabe como andan las finanzas de los demás municipios.

No hay duda, tras esos gastos fiesteros hay intencionalidad electoral.