El denominado “Informe” presentado por el Presidente Daniel Noboa a la Asamblea Nacional tuvo, en cuanto a la forma, la novedad de ser corto y en su mayor parte se apoyó en la proyección de vídeos. Sin embargo, en lo que se refiere a su contenido, dicho “informe” evidenció expresiones discursivas propias de la política tradicional y datos sobre su gestión que no son reales.
Tradicionalmente y en general el discurso de los políticos, sobre todo cuando están en el poder, se caracteriza por ser maniqueo y ostentar un mayor o menor grado de mentiras acerca de los “logros” de su gestión. En Ecuador así lo han hecho los diversos mandatarios, quienes siempre han alabado su gestión y la han presentado como la mejor de todas (acusando además a sus predecesores de ser los causantes de todos los males). Así lo hizo, por ejemplo, el ex Presidente Correa, que habló al final de su mandato de la “década ganada”; y, así lo acaba de hacer el actual Presidente Noboa al afirmar que luego de seis meses de su gestión vivimos ya en un “nuevo Ecuador”.
Para pretender demostrar esa afirmación Noboa, en su “Informe”, se valdría de varios vídeos en los que supuestamente se evidenciaría un Ecuador que “ha recuperado la paz”; un Ecuador en el que hay seguridad, se han fortalecido los sistemas de salud pública, se ha robustecido la educación pública, se han resuelto los problemas de infraestructura vial, se está resolviendo la falta de viviendas, “se ha recuperado la institucionalidad” y la ley, se han “creado 105 mil nuevos empleos para jóvenes”, etc. etc.
Sin embargo, este Ecuador presentado por Noboa contrasta con los datos objetivos y reales; por lo cual más que un Informe lo que el Presidente haría es presentar propaganda y publicidad política engañosa; con la cual pretendería, además, iniciar su campaña por una nueva elección presidencial. Y todo esto mientras el país real se debate en la pervivencia de sus viejos problemas económicos, sociales, políticos, institucionales y de inseguridad; amén del incumplimiento de ofertas electorales, como un bono adicional de 60 dólares para mujeres embarazadas pobres, pensión jubilar mínima de 460 dólares, el programa de vivienda “Mi casa linda”, libre ingreso de los bachilleres a la Universidad, etc. (O)