Un camino hacia la educación cooperativa

Carlos Pástor Pazmiño

Nacer en sí mismo es un proceso complejo, y se vuelve aún más desafiante cuando se inicia la vida en medio de una crisis global, que abarca ámbitos como la salud, la economía y el clima. No existe una preparación teórica que pueda anticipar lo que enfrentamos. La creatividad y el trabajo en equipo se han revelado como respuestas cruciales ante tales crisis.

En esta breve pero necesaria reflexión, intenta exponer algunas de las acciones y consecuencias que han surgido en los últimos tres años en el contexto de la construcción colectiva de una educación transformadora y cooperativa, cuyo propósito es mejorar la vida de las personas.

Con un contexto marcado por el miedo y la incertidumbre, un grupo de cooperativistas se propuso hacer realidad un sueño colectivo: construir un modelo de educación que mejore la vida de las personas, creando el Instituto Superior Tecnológico de Economía Social, Popular y Solidaria (ISTEPS).

En agosto de 2020, la acreditación como institución de educación superior en Ecuador encendió la llama para tejer una red a nivel nacional e internacional en beneficio de los diversos actores de la Economía Popular y Solidaria (EPS).

La EPS, amplia y diversa, abarca desde cooperativas hasta cajas de ahorro, generando procesos endógenos que resuenan a nivel nacional. De hecho, mientras el ISTEPS desarrollaba sus programas académicos en plena pandemia, la EPS en Ecuador contribuyó con 16 mil millones de dólares, representando el 15% del Producto Interno Bruto (PIB).

Más de 8 millones de socios organizados en 17 mil procesos cooperativos, asociativos y cajas de ahorro, representan una fuerza económica significativa. Sin embargo, la dispersión ha impedido su articulación como un sistema cooperativo en términos económicos, productivos, comerciales, profesionales e ideológicos.

Precisamente, el ISTEPS surge con el propósito de articular estas fuerzas económicas a través de una educación transformadora y cooperativa, impulsando procesos productivos sostenibles. Busca que esos 8 millones de personas, además de ser socios, se conviertan en usuarios de productos y servicios de alta calidad, tanto financieros como no financieros.(O)