Oídme: Yo maté al mar

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

“Hoy mataron a Juan el huasicama (…), lo mataron por indio, porque amaba a la tierra como la aman los árboles” nos decía el poeta, como si anticipara todos los dolores guardados para nuestro pueblo. Poeta que teñía su poesía de indignación y rebeldía, de una lucidez contestataria y desgarradora que apretaba el corazón cuando decía: “Las cosas son otras debajo del pellejo (…) la sed es agua amordazada, el olvido es el recuerdo con candado (…) el amor no es más que el desamor con piel de oveja”.

Riobambeño, manaba, guayaco, chulla, todo junto en una identidad ecuatoriana desbordada, exagerada, sufrida cuando escribía: “Aquí Ecuador, lastimadura de la tierra (…) ni nuestro propio suelo es nuestro; nada nos pertenece…”, mientras combinaba las fintas más sutiles de la poesía (oídme: Yo maté al mar), con el anhelo de pueblo por encontrar su voz, con el lenguaje popular, callejero, cotidiano en versos como: “contigo no se puede (…) todo lo pulverizas, lo desmemorias todo (…) eso es el tiempo y no huevadas de relojes”.

Mortal, al fin y al cabo, evoca también el amor, el pecado maravilloso, lo mundano, lo profundamente humano detrás de esta tragedia de ser hombre (ahora que recuerdo, yo vine a despedirme de tu piel, así a lo bravo…) mientras le canta a la juventud perdida diciéndole: “he regresado a ti, hasta que llegue el día en que no puedas soportarme”. Por eso su poesía no debe leerse a la serena luz de la reflexión, debe leerse a gritos, en la calle, debe convertirse en grafiti, en fusil, en memoria popular. 

Euler Granda Espinoza, poeta, catedrático, psiquiatra, escritor inmenso que nació un día como hoy hace 89 años.  Y se fue recién, en el 2018, a refugiarse en una muerte que intuía al decir: “y por fin, sin pagar el arriendo, sin avisar a nadie, irme, donde me dejen ser una página en limpio”. Pero el legado queda, lo escrito queda, y queda la vocación de retomar el sendero de escribir bien, de escribir para los que no importan, para los olvidados, para los que no pueden leernos.

Al menos, no todavía… (O)