Otro escollo más, y más contundente aún, comienzan a vivir los migrantes cuyo intento es llegar a los Estados Unidos sin portar los documentos exigidos por las autoridades de este país.
Está vigente la orden ejecutiva tomada por el presidente estadounidense Joe Biden para limitar el ingreso de los “indocumentados”.
Se quiere restringir al máximo las solicitudes de asilo, el mecanismo más idóneo para lograr el “sueño americano” con solo “entregarse” a las autoridades migratorias de Estados Unidos y justificar la condición de riesgo en los países de origen.
Si no lo logran, la deportación será inmediata; y, dese ya, funcionarios de Migración vaticinan masivos retornos. Para este fin, incluso han aumentado en la zona de frontera, fiscales, agentes y más personal de apoyo para cumplir la orden de Biden.
Sin embargo, hay excepciones: niños y niñas si viajan sin compañía, víctimas de cualquier forma grave de trata de personas, y quienes demuestren una amenaza inminente a sus vidas, o pasen por una emergencia médica extrema.
La expectativa radica en si la decisión de Biden logrará frenar la migración ilegal hacia su nación; o si los “indocumentados” optan por ingresar a través de pasos clandestinos existentes a lo largo de la frontera con México, así expongan sus vidas.
Biden ha sido criticado dentro de su propio país; pues emite la orden en tiempos preelectorales, asomando, más bien, como una estrategia encaminada a mostrar una imagen de dureza contra el fenómeno migratorio, cuando ha sido todo lo contrario: débil, no así su contrincante, Donald Trump, enemigo declarado de los migrantes.
De todas maneras, aquella decisión es una decisión soberana. Cada país toma las suyas en función de sus intereses, en especial por la seguridad. A los demás les corresponde respetarlas, así no les guste
Si esa medida desalentará a quienes quieren ir a aquella nación sin tener los papeles en regla está por verse.