La capacidad de esperar y postergar el placer inmediato se ha convertido en una habilidad crucial para alcanzar el éxito y la realización personal, además de un principio fundamental para alcanzar los sueños más ambiciosos.
La gratificación demorada hace referencia a la capacidad de resistir la tentación de una recompensa inmediata a favor de una más valiosa y duradera en el futuro. Posiblemente han escuchado del famoso experimento del «marshmallow» de Walter Mischel en la década de 1960. En ese estudio, se ofreció a varios niños un «marshmallow», con la opción de esperar 15 minutos para recibir dos en lugar de uno. Los niños que lograron esperar demostraron a futuro mejores resultados en diversas áreas de sus vidas, desde el rendimiento académico hasta la estabilidad emocional.
La clave de la gratificación demorada está en la autodisciplina y en la capacidad de mantener una visión a largo plazo para luchar por nuestras metas. En la vida cotidiana la gratificación demorada se puede manifestar de muchas formas, podemos elegir estudiar en lugar de estar horas viendo redes sociales, ahorrar en lugar de gastar en cosas innecesarias, o seguir una dieta saludable en lugar de no dejar pasar un chicharrón o chocolate sin probarlo. Estos pequeños actos de autocontrol pueden acumularse y permitirnos alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto.
En todo caso, hay que tener en cuenta que la gratificación demorada no significa renunciar al disfrute presente, sino más bien se trata de encontrar un equilibrio y reconocer cuándo es apropiado disfrutar del momento y cuándo es mejor esperar. Como dijo Zig Ziglar, es fundamental mantener nuestra mirada en lo que realmente importa y tener la paciencia y la disciplina para alcanzarlo. (O)