¡Se ven cosas!

Juan F. Castanier Muñoz

Hay una ciudadana cubana, residente en nuestro pais, con nombre de pájaro y apellido de apóstol, que las oficia de periodista y es una portavoz furibunda del correismo. Seguramente escuchando que en el Ecuador hay muchos “emprendedores”, ella también ha decidido iniciar su propio emprendimiento y, para ello, ¡oh sorpresa”, ha decidido tomar a mano, nada menos ni nada más, que a nuestro Himno Nacional. Le ha cambiado la música, motivo por el cual don Antonio Neumanne debe encontrarse muy molesto. Le ha agregado unas desentonadas y estrafalarias estrofas, y todo esto acompañada del rasgar cansino de un ukelele, que claro, no tiene para nada la culpa, de tan de mal gusto, como atrevido desaguisado. Pregunta de cajón: ¿Qué pasaría si una ciudadana ecuatoriana, viviendo en Cuba, tuviera la osadía, de hacer exactamente lo que ha hecho nuestra “huésped”?

En el conflicto surgido entre el presidente Noboa y la vicepresidenta Abad, y que tiene que ver con la sucesión presidencial mientras dure la candidatura a la reelección presidencial del primero de los nombrados, no faltaba más en el Ecuador, se han vertido tantos criterios jurídicos, políticos y de los otros, que sobraría el papel para empapelar la muralla China. Y, ¡cuándo no!, el correísmo también ha dicho “presente”, apoyando la tesis que defiende la vicepresidenta. Me recuerda aquella máxima de “meter cuña, para sacar reja”. La solidaridad, el altruismo, la filantropía, el desinterés, no han ido, no van y no irán jamás con la visión de las huestes correistas. Recuerde vicepresidenta, “quién con lobos…”

Creo que el CPCCS ya no debe estarse preocupando del concurso para Defensor del Pueblo. Si ustedes leen con detenimiento los últimos acontecimientos en los casos “metástasis”, “plaga” y “purga”, van a ver que buena parte de los acusados son defendidos en las redes sociales, ¿por quienes?, pues por ciertos dirigentes del correismo, que se empecinan en la “persecución política” como alegato único. Entonces, debería considerarse el designar como “defensores públicos” a estos “cumpas” que, por lo menos, se saben de memoria la cantaleta revolucionaria pro impunidad. (O)