El presidente chileno Gabriel Boric reivindicó este miércoles 12 de junio de 2024 a su país como «capital mundial de la astronomía» por sus esenciales contribuciones al Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas inglesas), organización astronómica con tres telescopios en territorio del país andino.
«Creo no equivocarme cuando afirmo que hoy Chile es la capital mundial de la astronomía y esto lo hemos logrado en estrecha colaboración con organizaciones como el Observatorio Europeo Austral», dijo Boric en la sede del ESO, situada en la población de Garching (sur), cerca de Múnich.
«Por eso les expreso y reitero el genuino compromiso que tiene nuestra patria con seguir siendo un excelente anfitrión para los observatorios y el interés conjunto de abrir nuevos caminos para la ciencia y la humanidad«, abundó el jefe de Estado chileno.
El ESO pasa por ser una de las organizaciones internacionales punteras dedicadas a la astronomía a nivel mundial.
Chile es clave para esta institución científica y, en declaraciones a los medios, su director, el científico español Xabier Barcons, se mostró particularmente agradecido por que estén en suelo chileno algunos de los telescopios más grandes que existen en el mundo y que ha construido el ESO.
Chile y sus tres centro del ESO
«La visita del presidente es algo extraordinario para nosotros, el colofón de esta cooperación que mantenemos con el Gobierno de Chile, con la comunidad académica y la sociedad chilena en general«, planteó Barcons.
Chile acoge en su territorio tres centros de observación del ESO, con otros tantos telescopios en el desierto de Atacama (norte).
ESO reivindica uno de ellos, el centro de observación de Paranal, como el «segundo observatorio astronómico en tierra más productivo científicamente» del mundo.
Allí se encuentra el VLT -siglas inglesas de la expresión traducida literalmente como Telescopio Muy Grande- de la ESO, considerado por ahora la «joya de la corona» de la organización astronómica europea.
En La Silla, otro de los puntos de observación, se ubica el que fue en su día el primer espejo astronómico controlado por ordenador en un telescopio, «una tecnología desarrollada en el ESO y ahora aplicada en la gran mayoría de los grandes telescopios», señalan en la organización.
Del telescopio muy grande al extremadamente grande
Finalmente, en el observatorio del Llano de Chajnantor, el telescopio APEX (‘Atacama Pathfinder Experiment’) sirve para realizar observaciones de longitudes de onda del cosmos y se hizo posible gracias a la cooperación entre el prestigioso Instituto Max Planck alemán, el Observatorio Espacial Onsala (OSO) y el ESO.
Boric confesó sentir orgullo al asistir este miércoles a una presentación del trabajo del ESO y sobre cómo gracias a sus telescopios se han logrado avances científicos galardonados con el Premio Nobel de Física, como ocurrió en 2020 con el trabajo de Reinhard Genzel y Andrea Ghez sobre el agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea.
«Se me hincha el pecho de ser chileno cuando te escucho y veo lo que alrededor del mundo y en Chile se está haciendo por la ciencia», manifestó Boric, que aludía así a la presentación que hizo Barcons sobre los resultados del ESO.
Los resultados del ESO, sin embargo, tienen en el horizonte ampliarse aún más cuando a partir de 2027, comience a utilizarse en el observatorio Paranal el telescopio con un espejo de 39 metros o «ELT», llamado así por las siglas inglesas de la expresión ‘Extremely Large Telescope’ o «Telescopio Extremadamente Grande».
Esta infrestructura científica, aún en construcción y valorada en más de 1.500 millones de euros, contará con un telescopio de 40 metros de diámetro. EFE