La corrupción es tan cuotidiana en nuestros países, que prácticamente se la ve pavonearse a todo nivel, desde simples y pequeñas cantidades, llegando a multimillonarias coimas. Su nombre cambia suavizando el delito, dependiendo del lugar. En México llaman la mordida, termino casi poético que quiere decir igual que aceite, alita, contribución etc. entre otras y que igual predispone un favor que se podrá recibir si se consuma lo que en leyes se llama concusión.
Tan repetido y tenaz es este delito, que el que tiene posibilidad lo practica pensándolo muy poco en sus repercusiones, si las hay. En Petroecuador está comprobado que grandes compañías petroleras para lograr contratos, pagaban bajo el tapete bicocas que llegan a más de 90 millones de dólares en un tiempo en el que duraron los favores, en especial en la administración de los corazones ardientes. El delito es el mismo ante la ley y solo el estipendio cambia de tal manera que igual delinque el que pide una contribución única o un porcentaje mensual de un miserable sueldo de burócrata que será concedido y que el pobre individuo acepta a sabiendas del delito, ante su falta de trabajo o multimillonarias sumas en contratos estatales.
Tan normal y común es, que nuestro querido NENE, el hijo de la vicepresidenta Abad, se lanza al ruedo y empieza muy graciosa y burdamente a practicar concusión y que tan normal le parecía, que se deja incluso filmar en sus componendas y valiéndose del alto cargo de su madre y que, aparentemente, también ella lo sabía, convirtiendo por lo tanto la vicepresidencia en agencia de empleos y favores, pues según nuestra aguerrida y única fiscal Diana Salazar, se encuentran suficientes elementos de convicción, para llamar a audiencia y enjuiciar legalmente a la mandataria, cosa que, de ser comprobado el delito, puede ser inclusive castigada con cárcel. No puede ser más oportuno para el presidente Noboa, todo este torbellino judicial, que consigue por manos ajenas, sacarse de encima la molesta mujer, antes su amiga y conseguir que no sea ella quien le reemplace mientras hace su campaña para reelegirse.
Si razonamos con verdad de los viejos honestos, igual delito es robar un huevo de una gallina que una millonaria suma entre las líneas de un contrato aparentemente legal, conducta practicada por todos los gobiernos, uno tras otro, con especial énfasis en el correato, donde la sinvergüencería y el delito no tenían límites y funcionaba como una práctica común y normal, volviendo millonarios a muertos de hambre antes de asumir el poder. (O)