La ruptura, enemistad, bronca, entre Presidente y Vicepresidenta, no es una novedad.
Ya en 1968 Velasco Ibarra calificó de “conspirador a sueldo” al vicepresidente, que en
aquel tiempo no se elegía en la misma papeleta.
Desde entonces, varios episodios hemos padecido… estamos asistiendo a uno. El
análisis profundo se impone.
¿Será necesaria la figura de Vicepresidente y la Vicepresidencia como institución?,
tengo dudas. Existen por mandato constitucional y mientras eso no cambie, lo que cabe,
por el bien del país es que el candidato/a a la Presidencia, escoja bien a su binomio y
viceversa. Hasta para el Consejo Estudiantil en los colegios se buscan afines y
conocidos. Hay técnicas y herramientas que se usan para selección de personal; o, a la
antigua: averiguar quiénes son, que han hecho, de dónde vienen, cómo llegaron,
mínimamente el historial para no estar quejándose después.
No es dable que sigamos padeciendo broncas que nos cuestan en metálico; y, que
pueden acarrear peores consecuencias. (O)