Recordando a los padres

Francisco Chérrez Tamayo

En este día especial, expreso mi homenaje más sentido para todos los

padres, sobre todo para los que se adelantaron en el camino. Papá BETO,

sin duda que tu imagen permanece hilvanada en las hebras de mi

nostalgia. Tus ejemplos y vivencias siempre están latentes en lo más

profundo de mi ser. Tú me enseñaste a soñar, me enseñaste a volar y me

enseñaste a vivir; es por eso que, en cada sueño, en cada vuelo y en cada

día de mi vida, está presente tu imagen; porque los otros seres humanos

no soñarán mi sueño, no volarán mi vuelo, ni vivirán mi vida. Nunca

olvidaré que Tú me ayudaste tanto para llegar lejos, pero sobre todo

siempre recordaré desde donde partí, para llegar hasta aquí.

Eternamente te pensaré con imperecedera gratitud, ya que nos

trasmitiste arquetipos y vivencias de amor, comprensión, abnegación y

sacrificio. Recuerdo con entrañable cariño y devoción los sanos ejemplos

que nos inculcaste: fidelidad, honestidad, dignidad y solidaridad. Tus

caricias y mimos que tanto extraño, siguen siendo parte de mis sueños,

sonidos en mis silencios y suspiro de mis anhelos. Nos enseñaste a ser

felices con poco y con nada, inculcándonos que los momentos y los bienes

espirituales complacen y regocijan más que los materiales. Nos enseñaste

a creer en el ser supremo y en la naturaleza; a entender y a perdonar a los

seres humanos; a respetar lo ajeno, a ser leal con mis amigos y

compañeros, respetuoso con mis profesores y superiores, amable y

cariñoso con mis familiares, responsable y puntual con mis compromisos y

obligaciones. Nos enseñaste a abrir las alas para aprender a volar y

conseguir nuestros objetivos; siento que no te defraude, consciente de

que los objetivos logrados son más valiosos cuando más esfuerzo y

sacrificio nos cuesta. Luchaste sin tregua frente a las adversidades del

destino, para que nunca nos faltara lo indispensable; jamás olvidaré que

hasta en los momentos más difíciles de tu enfermedad, siempre estabas

pendiente de nosotros. Nos enseñaste tanto, que trato de emular con mis

hijos algo de lo que tú hiciste por nosotros. Con total respeto y sublime

afecto, y en honor a tu memoria, te decimos GRACIAS PADRE, por

permitirnos recorrer juntos parte de nuestro camino, hasta encontrarnos

en el más allá … (O)